AYUDA
IDONEA
MUJERES
EN LA BIBLIA.
INTRODUCCION
En la
sociedad moderna la Biblia, ha sido estigmatizada por la crítica como un libro
centrado en el sexismo masculino, lo cual no es cierto. Tan concepto es el resultado de errada
interpretación y también en muchos casos de la falta de exactitud en la
traducción.
En este
tratado, el autor, -varón heterosexual- intenta presentar a las mujeres
mencionadas en las Escrituras tal como ellas eran y reivindicarlas a través de
una exegesis imparcial y precisa del texto
bíblico, descartando las características pecaminosas con las cuales las
instituciones religiosas las han marcado en base a sus propios prejuicios.
Es un
hecho indiscutible que el plan original del creador fue la igualdad entre el
hombre y la mujer y la subordinación de la integrante femenina; sin embargo,
las circunstancias del mundo antiguo generaron una desigualdad basada
principalmente en la fuerza física: la mas antigua e infeliz actividad humana
que es hacer la guerra al vecino requería que los miembros masculinos de la
comunidad humana tomara el control de la situación, porque eran los únicos
capaces de llevar a cabo tal promesa.
Esta necesidad de supervivencia y de defensa del grupo elevo a los más
valientes guerreros a la altura de comandantes, dejando a la mujer fuera de
toda participación en la vida comunitaria.
La guerra causaba también la escases de hombres, y la necesidad de
reproducción resulto por consiguiente en una institución basada en los recursos
naturales masculinos: dado el hecho de que una mujer puede difícilmente dar a más
de un hijo en un año (a no ser que tenga mellizos) mientras que un hombre puede
engendrar a muchos, la poligamia fue la solución para el grupo y para la mujer;
el grupo seria mas fuerte siendo más numeroso; las mujeres, que superan en número
a los hombres, no quedarían solas y sin protección.
Fue en
este contexto social que la biblia ha sido escrita. Por eso debemos distinguir entre la narración
de los hechos que no puedan ignorar esta realidad dominada por los hombres, y
el plan original, que establecía armonía e igualdad con el fin de construir una
sociedad que gozara de justicia y felicidad, lo cual es el objeto final de la
restauración mesiánica de la creación.
Esta situación de desigualdad resulto en el abuso sexual y la humillación porque se perdió el propósito original de la relación sexual, así como la felicidad pasó a ser un asunto religioso que reemplazo al conocimiento del Creador. Por consiguiente, la mayoría de los pueblos antiguos adoraban a muchas deidades, y muchos rituales involucraban la prostitución sacra, practica contra la cual las Escrituras son absolutamente claras, que era común también en Canaán, Egipto y Babilonia, tierra donde los libros de la Biblia hebrea fueron escritos.
Esta situación de desigualdad resulto en el abuso sexual y la humillación porque se perdió el propósito original de la relación sexual, así como la felicidad pasó a ser un asunto religioso que reemplazo al conocimiento del Creador. Por consiguiente, la mayoría de los pueblos antiguos adoraban a muchas deidades, y muchos rituales involucraban la prostitución sacra, practica contra la cual las Escrituras son absolutamente claras, que era común también en Canaán, Egipto y Babilonia, tierra donde los libros de la Biblia hebrea fueron escritos.
Siglos más
tarde, en la posición opuesta al antiguo paganismo, el cristianismo reacciono
contra el sexo considerándolo una cosa mala y lo relaciono con la doctrina del
pecado original, que no es bíblica, y creo un sentimiento de culpa por algo que
el Creador designo como la relación más natural entre varón y mujer. Sin
embargo, la condición de la desventaja de la mujer se mantuvo, y el
juicio contra ella se reforzó aun más.
El plan
original es expresado en el relato de la creación presentado en Génesis –no es
de fundamental importancia si este relato es considerado la verdad de los
hechos o como el “mito de la creación” ni si Adam y Havah (Eva) son reputados
como los reales primogenitores de la humanidad o solo como personajes
mitológicos que representan a los primeros seres humanos; sino que es
importante la esencia del mensaje, que no debe ser malinterpretado y que aun el
no creyente puede reconocer que el autor de la narración comunica una idea
revolucionaria a cerca de la igualdad original entre hombre y mujer.
Las
mujeres consideradas en este estudio son mencionadas en un orden cronológico.
LA
PRIMERA MUJER ADAM ES DECIR, HAVAH (EVA).
Este
titulo puede ser blasfemo para las personas religiosas conservadoras y
legalistas, sin embargo, es bíblico. No
obstante, tampoco las adeptas a los movimientos feministas tienen algún motivo para exular. No estoy diciendo que Adam era una
mujer. Consideremos lo que las Escrituras
dicen acerca del primer ser humano: (Gn. 1:26-27; 5:1-2).
Esta es
una traducción literal del texto original hebreo. Lamentablemente, en castellano no hay una
exposición apropiada para la palabra Hebrea “Adam”, y en las versiones de la
Biblia está traducida como “hombre”, la misma palabra que se usa para indicar
una persona en el género masculino. En
realidad, el termino equivalente a Adam es “ser humano”, “persona”, más bien
que hombre. La palabra hebrea para
hombre – persona de sexo masculino- es “ish” (Gn.2:23).
Entonces,
notemos la aparente incongruencia gramatical: Primero el texto se refiere a
Adam en plural (tengan dominio), luego en singular (lo creo), y luego de nuevo
en plural (los creo) – también Elohim es plural, y es uno, y de hecho el
pronombre para Elohim es El que es singular.
Ahora bien, reemplazando los pronombres con los nombres, es explicito
que “Elohim creó a Adam; varón y hembra Elohim creó a Adam” entonces el
pronombre para Adam es plural: “Elohim los creo varón y hembra, y los bendijo,
y llamo el nombre de ellos Adam”. Es
suficientemente claro: Elohim llamo el nombre de ambos el varón y la mujer,
Adam fue el nombre que después llamo a su mujer
Havah, pero el nombre de ella, le fue dado por el creador en el día que
fue creada, era Adam. Ahora hemos
reconocido que bíblicamente la primera mujer se llamo Adam y que luego le fue
dado el nombre de Havah.
Así, la
primera creatura humana, que hecha según la imagen y semejanza del creador, no
era solo el hombre, sino varón y mujer en un cuerpo solo. Si, el Adam original era andronico. Esto es claramente comprensible en las
Escrituras, y es tambienla explicación judaica de acuerdo con el texto hebreo,
que no deja lugar a dudas o interpretaciones alternativas.
Hay un
segundo relato de la formación (no creación) de la mujer, del cual surgen los
conceptos sexistas, más que todo debido a una traducción inexacta por la cual
la condición de inferioridad de la mujer ha sido promovida como una verdad
bíblica.
Consideremos
el relato paralelo sobre la formación específica de la mujer, según las
Escrituras Hebraicas: “Entonces HaShem Elohim hizo caer sueño profundo sobre
Adam, y mientras este dormía; El tomo uno de sus costados, y cerro la carne en
su lugar. Y del costado que HaShem
Elohim tomo de Adam, hizo una mujer, y la trajo al hombre”. (Gn. 2:21-22).
Notar que
Elohim no creo a la mujer, ella ya había sido creada. Elohim simplemente separo el Adam original en dos seres, uno de cada género.
Sin embargo, las traducciones más comunes hablan de una “costilla”, termino que
no es usado en el texto original hebreo.
La palabra en cuestión es “tzela” que no lleva el significado de
costilla en el lenguaje bíblico. La
traducción correcta es costado, o una pared lateral, todo el costado de Adam,
no solo un hueso. El término “Tzela”
implica una igualdad con el todo, una pared portante a otra Tzela igual, de la
misma manera que en un edificio a cada pared lateral corresponde otra pared
lateral igualmente importante, en el lado opuesto. Ciertamente un hombre puede vivir sin una o
dos costillas, pero no sin la mitad de su cuerpo… El creador no tenía la
intención de hacer que el hombre fuese independiente de su “costilla”, sino que
fuese incompleto sin ella, y ella sin él, como una mitad le
falta a la otra.
Este
segundo relato es una explicación detallada de cómo el C creador separo al
andronico Adam en entidades masculina y femenina. Era su plan.
No obstante, el primer ser humano fue uno y único por un breve periodo
de tiempo: (Gn. 2:18).
Los
términos aquí traducidos como “ayuda” e “idónea” en el texto hebreo son
palabras “ezer K´negdo” que llevan el significado de igualdad y no de
subordinación. El término “ezer”,
generalmente traducido como “ayuda”, se aplica a Elohim mas de una vez, por
ejemplo: “Sal. 30:10; 54:4; 118:7.
Hay
varios otros términos en los cuales este término se aplica al creador, por lo
tanto, este no puede indicar ninguna posición subordinada como “ayudante” de
alguno que es el protagonista.
El termino, “K¨negdo” es también profundamente
significativo: Está compuesto por el adverbio abreviado “K¨¨¨” que significa
“como”, similar, y e termino “negdo” que significa “correspondiente”, “igual”,
“idóneo”, pero implica el significado de “opuesto”.
Por lo tanto, un “ezer K¨negdo” es literalmente una
ayuda como él, igual a el, y opuesta a el, y podemos dar una traducción del
verso en un modo explicito y sin alterar el significado original, como dice: “Y
dijo HaShem Elohim: No es bueno que el Adam este solo; le hare una ayuda como él,
igual a él, para él, y opuesta a él.
¿Qué significa esto? Que el hombre Adam tenia de
frente a él un perfecto complemento, alguien que era lo que él no era, que era
diferente en todo, no solo en sexo sino también en pensamientos, sentimiento, y
conducta. De esta manera, ellos podían amarse, darse,
desearse recíprocamente. El creador hizo
esto al propósito para que ambos fueses interdependientes entre sí, uno tiene
lo que el otro necesita, y los dos son incompletos por sí mismos y pueden ser
completos solo cuando son de nuevo uno.
Volviendo a Gn. 2:22, a cerca de la formación de la
mujer, dice: “Y del costado que HaShem Elohim tomo de Adam, hizo una mujer y la
trajo al hombre”.
El texto original hebreo comienza con la palabra
“v´yiven”, que literalmente significa “construyo”, y el entero verso seria
correctamente traducido como sigue:
“Y del costado que HaShem Elohim tomo de Adam,
construyo una mujer y la trajo al hombre”.
Este verso no es usado en ninguna otra parte del
relato de la creación. ¿Por qué es usado justamente para la formación de la
mujer? Porque está relacionado por la raíz con el termino “binah”que significa
“conocimiento interior”, “entendimiento secreto”, que específicamente se
refiere a la sabiduría femenina, lo que comúnmente se define como sexto sentido
femenino – aunque es mucho más que eso. Binah es la que gobierna la columna
izquierda del Árbol de la Vida.
Dijo entonces Adam: “Esto es ahora hueso de mis
huesos y carne de mi carne; será llamada Mujer, porque fue tomada del hombre”.
(Gn. 2:23).
Cuando el hombre Adam la vio, reconoció que ella
era parte de su propio cuerpo, compuesta con sus huesos y su carne. Esto es lo
que la expresión significa en hebreo. Entonces él la llamo “ishah”, porque era
tomada de sí mismo, que desde aquel momento paso a ser “ish”. Ambos eran la misma persona, ahora
distinguida en varón y mujer.
El hecho que hayan dos relatos paralelos de la
formación de la mujer ha generado una interpretación especulativa, que es el
mito de Lilith, considerada como la primera que fue creada en Gn. 1:27 y la
primera esposa de Adán, de la cual él se divorcio, y entonces Elohim formo una
segunda, la de Gn. 2:22, que es Havah.
Tal teoría carece de fundamento y es indigna de ser tomada en
consideración. Gn. 5: 1-3 identifica a
la primera mujer que fue llamada Adam en
el día en que fueron creados como la madre de Seth, por lo tanto, ella no era
otra que Havah, y no una supuesta consorte.
De hecho, el mito de Lilith fue inventado para justificar la sumisión de
la mujer, alegando que la primera, habiendo sido creada con Adam, era igual a él
y por eso la rechazo, entonces, el Creador hizo otra que fuera sujeta al
hombre. Es una estúpida leyenda que no
merece ningún crédito.
“Por lo tanto, dejara el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Gn. 2:24).
Es evidente que la sociedad patriarcal no había
sido considerada en el plan original de Elohim: el hombre que ya tenía una noción
de “padre y madre” aun cuando no los tenía, reconoció cual era la regla
natural: que la nueva pareja viviera por su cuenta. Ninguno de ellos pertenecería a la familia
del otro, sino que serian una nueva unidad. De hecho, lo que realmente sucedió
a lo largo de la historia es lo contrario de lo que el hombre dijo, como
usualmente es la mujer quien deja a su familia y se une no solo a su marido,
sino también a la familia del. Cuando leemos
en la Biblia a cerca de los patriarcas, que no siguieron esta regla sino que
incluyeron a sus nueras en la propia familia, debemos tener en mente que se
trata de un informe de los hechos; pero no está escrito que ese sistema fuese
correcto según el plan original.
El primer mandamiento que Adam recibió de Elohim
fue el siguiente:
“Y Elohim los bendijo; y les dijo Elohim: Fructificad
y multiplicaos, y llenad la tierra.” (Gn. 1:28).
Mientras Adam era uno, él/ella se habrá sentido
completamente incapaz de cumplir con este precepto, hasta que la mujer fue
formada. Tan pronto como la vio, el
entendió que “serian una sola carne”.
Este concepto es auto-explicativo, extremadamente claro: “una carne”
significa relaciones sexuales “copula”.
Ellos eran ya uno en espíritu, pues ambos habían recibido el mismo soplo
de vida, “nishmat hayyim”, y fueron un alma viviente, “nefesh hayah” (Gn. 2:7),
el día en que fueron creados. Ahora
tenían cuerpos separados, y esta era la carne que debía volver a ser una. Esta declaración conlleva una enseñanza
profunda: la pareja debe primero ser una en espíritu y alma, luego para ser una
en la carne.
Por supuesto resulta evidente que no existe ninguna
cosa como el pecado original en relación con el sexo. Al contrario, el sexo fue creado por Elohim
como una sublime expresión de amor.
Mientras el cristianismo ha estigmatizado este aspecto de la vida, el
judaísmo considera en cambio que el sexo es una “mitzvat”, un mandamiento,
según las Escrituras. En el ser una sola
carne el y ella se completan, y no es un pecado sino una bendición; es la
expresión física de su unidad en el espíritu, la real manifestación del amor.
(Leer Gn. 3:
2,3).
Este pasaje es bien conocido, y no es nuestro
propósito en este estudio analizar su contenido. Lo que queremos subrayar aquí es que la mujer
conocía el mandamiento de Elohim acerca del árbol del conocimiento. ¿Quién le hablo sobre este reglamento? No
podemos aseverar con certeza si el Capitulo 2 de Génesis esta ordenado
cronológicamente, pero si es así, leemos como sigue:
HaShem Elohim mando a Adam, diciendo: “De todo
árbol del jardín podrás comer ; pero del árbol del conocimiento del bien y del
mal no comerás; porque el día que dé el comieres, ciertamente morirás”. Y dijo
HaShem Elohim: “No es bueno que Adam este solo; le hare ayuda idónea para él”.
(Gn. 2: 16-18).
La Biblia dice que Elohim dio este mandamiento a
Adam, antes que la mujer fuese formada.
Pero la mujer oyó de la voz de Elohim, porque ella Adam.
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer,
y que era agradable a los ojos, y el árbol codiciable para alcanzar sabiduría;
y tomo de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como
ella”. (Gn. 3:6).
Este el gran pecado del cual la mujer es acusada.
Ella causo la caída. Ella es quien trajo la desgracia en el reino del hombre.
Por esto la mujer debe ser condenada a la sumisión. Lamentablemente, esto es lo
que la mayoría de los predicadores afirman, y piensan tener fundamento
bíblico. La caída es vista desde una
óptica negativa, pero también trajo consecuencias positivas que son
generalmente ignoradas: estaba en los planes de Elohim que aconteciera la
caída. Notemos que el árbol no se llama
“el árbol del conocimiento del mal”, sino “el árbol del conocimiento del bien y
del mal” (el bien primero). Antes de la
caída, el mal no era conocido, y aparentemente todo era bueno. Pero no había un real, completo conocimiento
del bien. No en todas sus
manifestaciones. ¿Cómo podía el ser
humano conocer lo que es el perder, la misericordia, la gracia, la redención, y
otras sublimes expresiones del espíritu y atributos del creador? Estos se
pueden conocer solo después de haber hecho el mal. Sin la caída, el ser humano habría quedado como los espíritus angélicos, que no pueden
experimentar tales manifestaciones, o como los animales. Fue la caída que permitió al ser humano
conocer que el Creador es Misericordioso, Perdonador, Redentor, Salvador,
Justo. Fue la caída que permitió al ser
humano conocer la completa dimensión del amor, que incluye todas estas
cualidades, que no pueden manifestarse sin que antes se haya hecho mal. La Caída fue el único modo por el cual al ser
humano fue dada la posibilidad de conocer plenamente al Creador. Por lo tanto, así como la primera mujer es
acusada de haber introducido el mal en el mundo, se le debiera agradecer por
habernos permitido el acceso al verdadero conocimiento del bien y de la
completa dimensión del amor.
“Entonces se abrieron los ojos de ambos, y
conocieron que estaban desnudos” (Gn. 3: 7).
¿Qué significa esto? ¿Qué desnudez es mala? No; era
la conciencia culpable del ser humano que hizo que lo bueno fuese visto como
malo. Hasta ese momento, ellos estaban
en la presencia de Elohim es un estado de pureza, y estaban desnudos. Cuando su relación con el Creador se rompió
por su desobediencia, también la relación entre hombre y mujer se rompió, y los
órganos físicos que consolidaban su unidad como una sola carne debieron ser
cubiertos. Ya no eran uno con su Creador
ni entre ellos. Ellos reconocieron este
hecho, y se sintieron indignos de seguir gozando de la bendición del
Creador. Es claro que no era el sexo,
sino la relación rota, el verdadero resultado del pecado.
Como consideraremos más adelante en este estudio,
la mujer realiza su acto de consagración a su Creador y su renovación espiritual
a través del ritual de MIKVEH, que consiste en una total inmersión en agua,
estando ella completamente desnuda en la presencia de Elohim. Por lo tanto, no era la desnudez en si misma
que fue considerada indigna por la primera pareja a la vista de su Creador,
sino la rotura de su unidad.
El hombre
respondió: “La mujer que tú me diste por compañera, ella me dio del árbol, y yo
comí”. (Gn. 3:12).
Notemos
la diferencia: primero, el hombre
reconoció a la mujer como “huesos de mis huesos, y carne de mi carne”, ella era
la otra parte de sí mismo; y ahora, el hombre acusa al Creador por haberle dado
“la mujer por compañera”, como si ella le hubiese sido traída de alguna otra
parte, y luego acuso también a la mujer, “ella me dio del árbol”. Es evidente que su unidad fue rota, como
primera consecuencia de su desobediencia: Elohim pasó a ser un extraño, Uno que
impuso al hombre convivir con otro ser extraño que no tiene nada que ver con él. – El hombre olvido que antes de que la mujer
fuese formada, el no había hallado ninguna ayuda que fuese idónea para él.
Y a la
mujer dijo: “Multiplicare en gran manera tus dolores y tus partos; con dolor parirás
tus hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreara de ti”. (Gn. 3:
16).
Este es
otro verso de la Biblia que es malinterpretado y usado para justificar la
sumisión de la mujer. Generalmente es
considerado como una maldición sobre la mujer, pero en realidad, Elohim esta
anunciándole las consecuencias de la Caída, no maldiciéndola. El dolor en el parte es inevitable. Es la segunda sentencia que debe ser
entendida: TU DESEO SERA PARA TU MARIDO, Y EL SE ENSEÑOREARA DE TI. Esta es una declaración de difícil
interpretación sino se tiene el cuadro completo. No es independiente de la primera a cerca del
parto, sino que está relacionada con esta: tiene que ver con la sexualidad de
la mujer. Hemos visto que ambas partes
realizan un reciproco acto de dar y recibir, y así se completan entre sí:
primero, ella es quien recibe el cimiento del hombre, luego ella es quien da
una nueva vida. Ambas actividades tienen
que ver con su deseo: disfrutar el placer y ser madre. Sucedió que después de la rotura de la
relación, el hombre no tuvo más en cuenta el placer de su mujer, sino solo el
suyo propio. Como la realización sexual
depende del hombre, entonces, su deseo será para su marido (que pueda
complacerla), y él se enseñoreara de ella (porque él lo hace si quiere). Esta ha sido la situación durante milenios:
la mujer paso a ser un objeto sexual del hombre, para darle placer dejándola insatisfecha.
Sin embargo, esto no es lo que el Creador quería. Al contrario de la inmensa mayoría de las
culturas mundiales, el judaísmo ha propuesto una solución a este problema según
las Escrituras, estableciendo que el sexo no es un derecho del hombre sino un
deber, y un derecho básico de la mujer, llamado MITZVAT ONAH, por lo cual al
hombre se requiere que realice el placer de su mujer antes que el suyo propio,
y debe también entender cuando ella lo está deseando y complacerla sin esperar
que ella lo pida. El sexo es santo más allá
del propósito de la procreación, como expresión de completa unidad, espiritual
y física, de la pareja.
Y llamo
Adam el nombre de su mujer Havah, por cuanto ella era madre de todos los
vivientes. (Gn. 3:20).
Es solo
en este momento que el hombre da un nombre a
la mujer (la misma cosa que hizo antes con los animales), y mantuvo el
nombre original Adam para sí mismo – o quizás permaneció sin nombre o tuvo otro
nombre propio que no es mencionado?
Notar que Adam esta siempre precedido por el artículo en el texto
hebreo, ha-Adam.
El tiempo
en que esto ocurrió es indefinido, pero aparentemente fue después que Elohim
anuncio las consecuencias de la Caída y antes que El haya hecho los vestidos
para ellos. Como su nombre le fue dado
porque era la madre de todos los vivientes, es muy probable que la mujer
estuviera ya en encinta cuando aconteció la Caída (pero no podemos decirlo con
certeza).
Y conoció
(el) Adam a su mujer Havah. (Gn. 4:1).
La
relación entre hombre y mujer es restaurada.
El verbo “CONOCER” aquí es YADA, que significa no solo un conocimiento
físico, sino una unión espiritual. Esta
verbo está relacionado con el término DA”AT, que es el tipo de entendimiento más
desarrollado por el hombre – como BINAH es el de la mujer – y en el Árbol de la Vida
es el conocimiento emanado desde de lo alto, que trae unidad y conecta al
entero reino en perfecta armonía.
Adam-Havah,
la primera mujer, todavía lleva la carga del juicio del mundo entero por causa
del pecado del que es acusada. Ella ha
sido desposeída de su posición de mitad igual y toda su descendencia femenina
ha sido sometida por las nuevas reglas, que Elohim no estableció, y que la
biblia no aprueba. Sin embargo, ella
debe ser reconocida por haber dado acceso a un nivel más alto de conocimiento y
entendimiento, y a un significado más profundo del amor y de los caracteres que
emanan del amor, como el perdón, la misericordia, la gracia, la redención.
Mujeres
de la Biblia
Y dijo Abraham
a un siervo suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba sobre todo
lo que tenía: «Pon ahora tu mano debajo de mi muslo. Y te juramentaré por
HaShem, Elohim del cielo y Elohim de la tierra, que no tomarás mujer para mi
hijo de las hijas de los Kenaanim, entre los cuales yo habito. Sino que irás a
mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Yitzchak».
(Génesis 24:2-4)
(Génesis 24:2-4)
Ahora nos
encontramos inmersos en plena era patriarcal. Había reglas que debían ser
observadas por diferentes pueblos, y éstos Habiri eran celosos de su sistema endogámico.
El patrón manda a su siervo a buscar una mujer para su hijo – aparentemente, el
hijo no fue ni siquiera consultado, y deberíamos esperarnos que a la joven no
se le preguntaría tampoco si ella desea casarse con un primo desconocido o no.
No obstante, ésta familia patriarcal tenía conocimiento del plan de Elohim:
Y el
siervo le respondió: «Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a esta
tierra»; Abraham le dijo: «Si la mujer no quiere venir en pos de ti, serás
libre de este juramento».
(Génesis 24:5,8)
(Génesis 24:5,8)
Ahora
bien, si hay alguno que insiste en que la Biblia es un libro centrado en la
supremacía masculina, tal persona debe ponderar el comportamiento de este
patriarca, que aparentemente no tuvo cuidado de la voluntad de su propio hijo,
pero respetó la de la joven mujer a la cual pidió que fuese su nuera!
Considerando el periodo en que estos eventos ocurrieron, debíamos esperarnos
del siervo que respondiese “Quizá el padre de la mujer no querrá dártela
para tu hijo”; pero el siervo, conociendo a su patrón, preguntó
directamente por la opinión de la moza.
El sistema patriarcal es un prototipo de sociedad sexista, sin embargo, los patriarcas bíblicos trataron de seguir lo que habían recibido como el plan original de Elohim, e hicieron que el sistema social en el cual nacieron fuese más comprensivo y amable.
El sistema patriarcal es un prototipo de sociedad sexista, sin embargo, los patriarcas bíblicos trataron de seguir lo que habían recibido como el plan original de Elohim, e hicieron que el sistema social en el cual nacieron fuese más comprensivo y amable.
Y el
siervo tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, tomando toda
clase de regalos escogidos de su señor; y se puso en camino… Y aconteció que
antes que él acabase de hablar, he aquí Rivkah, que había nacido a Bethuel,
hijo de Milkah, mujer de Nachôr hermano de Abraham, la cual salía con su
cántaro sobre su hombro. Y la moza era de muy hermoso aspecto, virgen, a la que
varón no había conocido… le presentó el hombre un pendiente de oro que pesaba
medio shekel, y dos brazaletes que pesaban diez… Rivkah tenía un hermano que se
llamaba Laván, el cual corrió afuera al hombre, a la fuente. Y fue que como vió
el pendiente y los brazaletes en las manos de su hermana, que decía: «Así me
habló aquel hombre», vino a él, y le dijo: «Ven, bendito de Adonay; ¿por qué
estás fuera? yo he limpiado la casa, y el lugar para los camellos»… Ellos
respondieron entonces: «Llamemos la moza y preguntémosle». Y llamaron a Rivkah,
y le dijeron: «¿Irás tú con este varón?» Y ella respondió: «Sí, iré».
(Génesis 24:10,15,16,22,29-31,57,58)
(Génesis 24:10,15,16,22,29-31,57,58)
Aquí he
citado sólo algunos versos importantes, ya que la historia es bien conocida y
es narrada a lo largo de todo el capítulo 24 de Génesis. Evidentemente, la
sociedad patriarcal de la Biblia no era tan centrada en la supremacía masculina
como a menudo es considerada, al menos, no aquella de los antiguos Hebreos como
la familia de Abraham. Algunos críticos arguyen que el factor convincente fué
la cantidad de regalos que llevó el siervo de Abraham, conociendo el carácter
del hermano de Rivkah. Pero en última instancia, no sólo Abraham liberó a su
siervo del juramento en el caso que la mujer no hubiese aceptado de venir con
él, sino también la familia de ella la consultó si estaba dispuesta a casarse
con el primo desconocido. Ellos no la vendieron.
Yitzchak
la introdujo en la tienda de su madre Sarah, y Rivkah fué su mujer, y él la
amó.
(Génesis 24:67)
(Génesis 24:67)
A
diferencia de su padre y de sus hijos, Yitzhak tuvo una sola mujer y ninguna
concubina, lo que era muy inusual para un patriarca. Rivkah fué sabia en su
elección.
Y
aconteció que cuando hubo Yitzchak envejecido, y sus ojos se ofuscaron
quedando sin vista, llamó a Esaú, su hijo el mayor, y le dijo: «Mi hijo… toma,
pues, ahora tus armas, tu aljaba y tu arco, y sal al campo, y tráeme caza. Y
hazme un guisado, como yo gusto, y tráeme lo, y comeré; para que te bendiga mi
alma antes que muera». Y Rivkah estaba oyendo, cuando hablaba Yitzchak a Esaú
su hijo. Y Esaú fué al campo para buscar la caza que había de traer. Entonces
Rivkah habló aYaakov su hijo, diciendo: «He aquí yo he oído a tu padre que
hablaba con Esaú tu hermano… ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz en lo que
te mando. Ve ahora al ganado, y tráeme de allí dos buenos cabritos de las
cabras, y haré de ellos viandas para tu padre, como él gusta. Y tú las llevarás
a tu padre, y comerá, para que te bendiga antes de su muerte»… Y tomó Rivkah
los vestidos de Esaú su hijo mayor, los preciosos, que ella tenía en casa, y
vistió a Jacob, su hijo menor. Y le hozo vestir sobre sus manos y sobre la
cerviz donde no tenía vello, las pieles de los cabritos. Y entregó los guisados
y el pan que había aderezado, en mano de Jacob su hijo. Y él fué a su padre… Él
[Yitzchak] no le reconoció… y le bendijo… «Elohim te dé del rocío del cielo, y
de las grosuras de la tierra, y abundancia de trigo y de mosto. Sírvante
pueblos, y naciones se inclinen a ti; sé señor de tus hermanos, e inclínense a
ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren, y benditos los que te
bendijeren».
(Génesis 27:1,3-6,8-10,15-18,23,28-29)
(Génesis 27:1,3-6,8-10,15-18,23,28-29)
Rivkah
puede aparecer como una mujer astuta que se aprovechó de la ceguera de su
marido para hacer que su hijo favorito fuese bendecido en lugar del
primogénito, como estaba establecido por la ley patriarcal. Sin embargo, ella
sabía que el marido estaba afligido por la manera en que Esaú conducía su vida,
no respetando la ley de sus padres. Rivkah se comportó según el plan del Señor,
porque Yitzhak no habría infringido la ley y habría de todos modos
bendecidos a Esaú – él habría hecho lo que era justo según la ley.
Entonces, el Único que está por encima de la ley tuvo que actuar a través
de Rivkah (de nuevo, una mujer que cambió el entero curso de la
historia!), y de ésta manera, Yitzhak fué inocente de haber quebrantado la ley
porque lo hizo involuntariamente, y bendijo a Jacob, el progenitor del pueblo
de Israel.
Rivkah actuó con sabiduría, liberando a su marido de la ley y haciendo que la bendición fuese dada al hijo elegido.
Rivkah actuó con sabiduría, liberando a su marido de la ley y haciendo que la bendición fuese dada al hijo elegido.
Tamar es
un ejemplo de cómo muchas veces las mujeres han sido denegadas de sus derechos
y han tenido que proyectar un plan para poder obtener justicia, aún arriesgando la propia vida. Tamar tuvo que soportar
el desprecio y la humillación en el ambiente dominado por la supremacía
masculina en el cual ella vivía, y es incluso acusada de inmoralidad sexual y
de comportamiento engañoso por el legalismo religioso del presente, sin tener
en cuenta que la Biblia en cambio reivindica su justicia y sabiduría.
Y vió
allí Yehudah la hija de un hombre Cananeo, el cual se llamaba Shúa; y tomóla, y
entró á ella.
(Génesis 38:2)
(Génesis 38:2)
Sabemos
que la familia de Jacob estaba bajo el requisito de brit milah (circuncisión), por lo cual no
les estaba permitido tomar mujeres de pueblos que no seguían esta observancia.
Excepto Yosef, que se casó con Asenat la Egipcia, y Yehudah, no se nos dice
dónde los hijos de Jacob encontraron a sus esposas, pero podemos entender por
las Escrituras que ellos buscaron mujeres de la descendencia de Abraham, quizás
incluso Ismaelitas y Madianitas.
Yehudah era uno de los doce hijos de Jacob, y llegó a ser el principal. No obstante, a diferencia de su padre y sus hermanos, él no observó las reglas de su familia y se casó con una mujer Cananea, de la cual tuvo tres hijos.
Los otros hijos de Jacob no tomaron mujeres de las Cananeas, como nos resulta claro del incidente con Shekhem (Génesis 34:13-17), y también porque uno de los hijos de Shim’on es específicamente llamado “el hijo de la Cananea” (Génesis 46:10), lo que indica que éste era el único Cananeo de los nietos de Jacob (aparte de los tres hijos de Yehudah).
Yehudah era uno de los doce hijos de Jacob, y llegó a ser el principal. No obstante, a diferencia de su padre y sus hermanos, él no observó las reglas de su familia y se casó con una mujer Cananea, de la cual tuvo tres hijos.
Los otros hijos de Jacob no tomaron mujeres de las Cananeas, como nos resulta claro del incidente con Shekhem (Génesis 34:13-17), y también porque uno de los hijos de Shim’on es específicamente llamado “el hijo de la Cananea” (Génesis 46:10), lo que indica que éste era el único Cananeo de los nietos de Jacob (aparte de los tres hijos de Yehudah).
Yehudah
tomó mujer para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar.
(Génesis 38:6)
(Génesis 38:6)
Aunque
las Escrituras no dicen nada sobre el origen de la familia de Tamar, no hay
ninguna objeción acerca de su elegibilidad – si no, como en el caso de la mujer
de Yehudah o de las de Esaú, habría sido especificado que ella también era
Cananea, o Hitita, o de algún pueblo con el cual los Israelitas no debían
casarse. También es razonable pensar que Yehudah no tenía intención de ir más
lejos fuera de la ley de su propio pueblo, y habría elegido para sus propios
hijos mujeres de la descendencia de Abraham. Sin embargo, sus hijos, siendo por
mitad Cananeos no fueron designados para perpetuar el nombre de Yehudah en las
Tribus de Israel.
Er, el
primogénito de Yehudah, fué malo á los ojos de HaShem y HaShem le quitaron
la vida. Entonces Yehudah dijo a Onán, «Entra a la mujer de tu hermano, y
cásate con ella, y levanta simiente a tu hermano». Y sabiendo Onán que la
simiente no había de ser suya, sucedía que cuando entraba a la mujer de su
hermano vertía en tierra, por no dar simiente a su hermano. Y desagradó en ojos
de HaShem lo que hacía, y también le quitó la vida.
(Génesis 38:7-10)
(Génesis 38:7-10)
Había una
antigua ley que establecía que cuando moría un hombre sin haber dejado
descendencia, su hermano debía casarse con la viuda, y a ella no se le permitía
casarse fuera de la familia del marido fallecido. Su hijo primogénito habría
pertenecido al hermano muerto, para que su nombre fuese perpetuado. Ésta ley
implicaba que el hijo heredaría todos los derechos de su tío fallecido,
prevaleciendo sobre los derechos de su padre biológico.
Es inútil perder tiempo en discusiones sin fin acerca de la naturaleza del pecado de Onán; había razones espirituales más allá de aquellas legales por las cuales debía ser excluido de Israel y de Judá. Por lo tanto, señalaremos sólo algunos aspectos importantes del caso. Después de la muerte de Er, Onán habría recibido la doble porción de herencia asignada al primogénito, pero si él hubiera hecho su deber, éste derecho habría pasado directamente a su hijo, que no habría sido reconocido como suyo sino de su hermano. Por consiguiente, su disgusto en deber cumplir la ley del levirato puede ser atribuido a su egoísmo y su codicia. Sin embargo, hay otro aspecto de su conducta que era aún peor: su desdén hacia Tamar, que él trató como un objeto sexual y le negó la posibilidad de la maternidad. Él no tenía necesidad de ella para tener una descendencia propia, porque podía tomar otras mujeres. Onán fué verdaderamente indigno de ser contado entre los hijos de Israel.
Es inútil perder tiempo en discusiones sin fin acerca de la naturaleza del pecado de Onán; había razones espirituales más allá de aquellas legales por las cuales debía ser excluido de Israel y de Judá. Por lo tanto, señalaremos sólo algunos aspectos importantes del caso. Después de la muerte de Er, Onán habría recibido la doble porción de herencia asignada al primogénito, pero si él hubiera hecho su deber, éste derecho habría pasado directamente a su hijo, que no habría sido reconocido como suyo sino de su hermano. Por consiguiente, su disgusto en deber cumplir la ley del levirato puede ser atribuido a su egoísmo y su codicia. Sin embargo, hay otro aspecto de su conducta que era aún peor: su desdén hacia Tamar, que él trató como un objeto sexual y le negó la posibilidad de la maternidad. Él no tenía necesidad de ella para tener una descendencia propia, porque podía tomar otras mujeres. Onán fué verdaderamente indigno de ser contado entre los hijos de Israel.
Y Yehudah
dijo a Tamar, su nuera: «Quédate viuda en casa de tu padre, hasta que crezca
Shelach mi hijo»; porque dijo: «Que quizá no muera él también como sus
hermanos». Y Tamar se fué y estuvo en la casa de su padre. Y pasaron muchos
días, y murió la hija de Shúa, mujer de Yehudah. Y fué dado aviso a Tamar,
diciendo: «He aquí tu suegro sube a Timnath a trasquilar sus ovejas». Entonces
se quitó ella los vestidos de su viudez, y se cubrió con un velo, y se
arrebozó, y se puso a la entrada de Enayim junto al camino de Timnath; porque
veía que había crecido Shelach, y ella no era dada a él por mujer. Y la vió
Yehudah y la tuvo por ramera, porque había ella cubierto su rostro. Y apartóse
del camino hacia ella, y le dijo: «Déjame ahora entrar en ti», porque no sabía
que era su nuera; y ella dijo: «¿Qué me has de dar, si entrares a mí?» Él
respondió: «Yo te enviaré del ganado un cabrito de las cabras». Y ella dijo:
«Me has de dar prenda hasta que lo envíes». Entonces él dijo: «¿Qué prenda te
daré?» Ella respondió: «Tu anillo, y tu manto, y tu bordón que tienes en tu
mano». Y él se los dio, y entró a ella, la cual concibió de él. Y sucedió que
al cabo de unos tres meses fué dado aviso a Yehudah, diciendo: «Tamar, tu nuera
ha fornicado, y ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones». Yehudah
dijo: «Sacadla, y sea quemada». Y ella cuando la sacaban, envió a decir a su suegro:
«Del varón cuyas son estas cosas, estoy encinta». Y dijo más: «Mira ahora de
quién son estas cosas, el anillo, y el manto, y el bordón». Entonces Yehudah
los reconoció, y dijo: «Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a
Shelach mi hijo».
(Génesis 38:11-18,24-26)
(Génesis 38:11-18,24-26)
Yehudah
cometió un error en casarse con una Cananea, y ninguno de los hijos de ésta
habría sido elegible para perpetuar el nombre de la Tribu en Israel. La muerte
de la mujer de Yehudah no es un detalle marginal, sino que allanó el camino a
Tamar para cumplir con el propósito para el cual fué llamada: perpetuar la
heredad de Yehudah según un linaje aprobado. Ésta es la principal razón
espiritual detrás de todo lo ocurrido.
Desde el punto de vista legal, Yehudah falló al no cumplir con su deber, porque Tamar fué impedida de poder casarse fuera de su familia. En aquellos tiempos, una viuda sin hijos tenía una vida muy difícil en su vejez sin el apoyo de hijos e hijas, y ella tuvo que actuar sabiamente para obtener sus derechos.
Ella es muchas veces acusada de haber cometido un acto impuro, el cual era necesario no sólo para su propia supervivencia, sino también para la entera Tribu de Judá! Me pregunto, ¿por qué no se recalca tanto el hecho que Yehudah no dudó en pagar a una prostituta para satisfacerse a sí mismo?
Más allá de este hecho, Tamar fué intachable. En efecto, Yehudah reconoció: Más justa es ella que yo.
Tamar mostró a su suegro que era justa, aún a través de un acto injusto. Esto fué hecho con sabiduría, más allá de todo juicio que los hombres puedan pronunciar sobre ella, y Elohim la recompensó con una descendencia noble como el linaje del Rey David.
Ella fué humillada dos veces, por Onán que la despreció y por su suegro que le negó sus derechos, pero Elohim le dio una doble bendición:
Desde el punto de vista legal, Yehudah falló al no cumplir con su deber, porque Tamar fué impedida de poder casarse fuera de su familia. En aquellos tiempos, una viuda sin hijos tenía una vida muy difícil en su vejez sin el apoyo de hijos e hijas, y ella tuvo que actuar sabiamente para obtener sus derechos.
Ella es muchas veces acusada de haber cometido un acto impuro, el cual era necesario no sólo para su propia supervivencia, sino también para la entera Tribu de Judá! Me pregunto, ¿por qué no se recalca tanto el hecho que Yehudah no dudó en pagar a una prostituta para satisfacerse a sí mismo?
Más allá de este hecho, Tamar fué intachable. En efecto, Yehudah reconoció: Más justa es ella que yo.
Tamar mostró a su suegro que era justa, aún a través de un acto injusto. Esto fué hecho con sabiduría, más allá de todo juicio que los hombres puedan pronunciar sobre ella, y Elohim la recompensó con una descendencia noble como el linaje del Rey David.
Ella fué humillada dos veces, por Onán que la despreció y por su suegro que le negó sus derechos, pero Elohim le dio una doble bendición:
Y
aconteció que al tiempo del dar a luz, he aquí había gemelos en su vientre.
(Génesis 38:27)
(Génesis 38:27)
De éstos
mellizos descendieron casi todos los miembros de la más importante de las
Tribus de Israel. La mujer Cananea de Yehudah no era la elegida para perpetuar
el nombre de la Tribu, sino Tamar, y Elohim la designó para mantener la estirpe
de Yehudah según el Pacto.
La
historia de Rahav es otro ejemplo de una mujer que fué bendecida por el
Omnipotente por haber contribuido al cumplimiento de Su designio, y en las
Escrituras ningún juicio negativo es pronunciado sobre ella.
Yehoshua
hijo de Nun envió desde Shittim dos espías secretamente, diciéndoles: «Andad,
reconoced la tierra, y Jericó». Los cuales fueron, y entraron en casa de una
mujer ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí. Y fué dado aviso al rey de Jericó,
diciendo: «He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta
noche a espiar la tierra». Entonces el rey de Jericó envió a decir a Rahab:
«Saca fuera los hombres que han venido a ti, y han entrado en tu casa; porque
han venido a espiar toda la tierra». Mas la mujer había tomado los dos hombres,
y los había escondido; y dijo: «Verdad que hombres vinieron a mí, mas no supe
de dónde eran: y al cerrarse la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se
salieron, y no sé a dónde se han ido: seguidlos de prisa, que los alcanzaréis».
Más ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre tascos
de lino que en aquel terrado tenía puestos.
Mas antes que ellos durmiesen, ella subió a ellos al terrado, y les dijo: «Sé que Adonay os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país están desmayados por causa de vosotros. Porque hemos oído que Adonay hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros, cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los Amorreos que estaban de la parte allá del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido. Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más espíritu en alguno por causa de vosotros: porque Adonay vuestro Elohim, Él es Elohim arriba en los cielos y abajo en la tierra. Ahora os ruego que me juréis por Adonay, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal cierta; y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, y a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte». Y ellos le respondieron: «Nuestra alma por vosotros hasta la muerte, si no denunciareis este nuestro negocio: y cuando Adonay nos hubiere dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad».
(Josué 2:1-6,8-14)
Mas antes que ellos durmiesen, ella subió a ellos al terrado, y les dijo: «Sé que Adonay os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país están desmayados por causa de vosotros. Porque hemos oído que Adonay hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros, cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los Amorreos que estaban de la parte allá del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido. Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más espíritu en alguno por causa de vosotros: porque Adonay vuestro Elohim, Él es Elohim arriba en los cielos y abajo en la tierra. Ahora os ruego que me juréis por Adonay, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal cierta; y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, y a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte». Y ellos le respondieron: «Nuestra alma por vosotros hasta la muerte, si no denunciareis este nuestro negocio: y cuando Adonay nos hubiere dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad».
(Josué 2:1-6,8-14)
De lo
narrado en este pasaje, según los cánones del oficialismo religioso Rahav sería
calificada no sólo como una prostituta, sino también como mentirosa y traidora,
desleal hacia su propio pueblo, y una colaboracionista con el enemigo – y
también es evidente que los espías Israelitas no fueron buenos ejemplos para el
Mossad, ya que fueron descubiertos muy pronto! Tampoco sabemos por qué fueron
justamente a la casa de una prostituta…
Por el contrario, Rahav era una mujer inteligente que tenía el conocimiento del verdadero Dios, y se comportó de acuerdo a Sus propósitos.
Ella era vista como una meretriz por los Israelitas; ¿pero qué clase de meretriz era? Leemos que tenía un padre, una madre, hermanos y hermanas, una casa propia, y probablemente era rica; ella no tenía necesidad de ejercer tal profesión para vivir. Ella no era la señora de un burdel, sino que vivía en su casa con su familia. En base a éstos elementos, podemos afirmar que ella era una prostituta ritual, una sacerdotisa de la religión cananea, y por lo tanto, una mujer respetable que gozaba de privilegios y era incluso conocida del rey de la ciudad, pues ella probablemente servía en el templo en las celebraciones principales. Su posición social podría compararse con la de las estrellas del cine de nuestros días, cuya reputación va más allá de sus actos y de su vida sexual. Esta clase de mujeres era muy común en Canaán, a tal punto que el término hebreo “qedeshah”, que significa “santa”, se usaba como un eufemismo de meretriz.
No obstante, ella no estaba contenta con su posición de prestigio, ni con la religión de su pueblo, en la cual ella ya no creía… ella sabía Quien es el verdadero Dios, y eligió estar de la parte de Su pueblo. Ella no debía sentir ninguna atracción o amor por los hombres con quienes ella había estado, sino tristeza y soledad en su espíritu. Su carne debía estar constantemente luchando contra la espiritualidad que residía en su interior. Ella deseaba algo de cortesía, de amabilidad y en lo más profundo, de pureza.
Su traición no fué tal, y la falsa información que ella dio a las guardias del rey no se puede considerar una mentira; debemos tener en mente que ella estaba en medio de una guerra entre dos naciones, y mientras los habitantes de Jericó veían a los Israelitas como invasores, ella los vió como libertadores. Es legal en una guerra apoyar a uno u otro ejército, y recurrir a la estrategia. ¿Acaso no hizo lo mismo el Rey David cuando luchaba contra Absalón, y mandó a Hushai a dar un consejo falso? ¿Y la mujer de Bahurim, que escondió a los espías de David en el pozo, y dio una falsa información a los siervos de Absalón, desviándolos en la misma manera que lo hizo Rahav? (2Samuel 17:17-21) ¿Pueden David y aquella mujer ser acusados de embuste?
Rahav era una estratega. Ella sabía Quién era el Dios de aquellos dos espías, y entendió que su acción de arriesgar su vida para protegerlos era su única posibilidad de obtener el favor del Dios de ellos y así también su salvación. Ella estaba segura como de su propia existencia que los Israelitas habrían conquistado la fortaleza de Jericó, porque sabía que Elohim estaba con ellos.
Por el contrario, Rahav era una mujer inteligente que tenía el conocimiento del verdadero Dios, y se comportó de acuerdo a Sus propósitos.
Ella era vista como una meretriz por los Israelitas; ¿pero qué clase de meretriz era? Leemos que tenía un padre, una madre, hermanos y hermanas, una casa propia, y probablemente era rica; ella no tenía necesidad de ejercer tal profesión para vivir. Ella no era la señora de un burdel, sino que vivía en su casa con su familia. En base a éstos elementos, podemos afirmar que ella era una prostituta ritual, una sacerdotisa de la religión cananea, y por lo tanto, una mujer respetable que gozaba de privilegios y era incluso conocida del rey de la ciudad, pues ella probablemente servía en el templo en las celebraciones principales. Su posición social podría compararse con la de las estrellas del cine de nuestros días, cuya reputación va más allá de sus actos y de su vida sexual. Esta clase de mujeres era muy común en Canaán, a tal punto que el término hebreo “qedeshah”, que significa “santa”, se usaba como un eufemismo de meretriz.
No obstante, ella no estaba contenta con su posición de prestigio, ni con la religión de su pueblo, en la cual ella ya no creía… ella sabía Quien es el verdadero Dios, y eligió estar de la parte de Su pueblo. Ella no debía sentir ninguna atracción o amor por los hombres con quienes ella había estado, sino tristeza y soledad en su espíritu. Su carne debía estar constantemente luchando contra la espiritualidad que residía en su interior. Ella deseaba algo de cortesía, de amabilidad y en lo más profundo, de pureza.
Su traición no fué tal, y la falsa información que ella dio a las guardias del rey no se puede considerar una mentira; debemos tener en mente que ella estaba en medio de una guerra entre dos naciones, y mientras los habitantes de Jericó veían a los Israelitas como invasores, ella los vió como libertadores. Es legal en una guerra apoyar a uno u otro ejército, y recurrir a la estrategia. ¿Acaso no hizo lo mismo el Rey David cuando luchaba contra Absalón, y mandó a Hushai a dar un consejo falso? ¿Y la mujer de Bahurim, que escondió a los espías de David en el pozo, y dio una falsa información a los siervos de Absalón, desviándolos en la misma manera que lo hizo Rahav? (2Samuel 17:17-21) ¿Pueden David y aquella mujer ser acusados de embuste?
Rahav era una estratega. Ella sabía Quién era el Dios de aquellos dos espías, y entendió que su acción de arriesgar su vida para protegerlos era su única posibilidad de obtener el favor del Dios de ellos y así también su salvación. Ella estaba segura como de su propia existencia que los Israelitas habrían conquistado la fortaleza de Jericó, porque sabía que Elohim estaba con ellos.
Yehoshua
dijo á los dos hombres que habían reconocido la tierra: «Entrad en casa de la
mujer ramera, y haced salir de allá a la mujer, y a todo lo que fuere suyo,
como lo jurasteis». Y los jóvenes espías entraron, y sacaron a Rahab, y a su
padre, y a su madre, y a sus hermanos, y todo lo que era suyo; y también
sacaron a toda su parentela, y los llevaron fuera del campo de Israel. Y
consumieron con fuego la ciudad, y todo lo que en ella había: solamente
pusieron en el tesoro de la casa de Adonay la plata, y el oro, y los vasos de
metal y de hierro. Mas Yehoshua salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de
su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los Israelitas hasta
hoy; por cuanto escondió los mensajeros que Yehoshua envió a reconocer a Jericó.
(Josué 6:22-25)
(Josué 6:22-25)
Su acción
le permitió de superar el anatema que Elohim había determinado para su pueblo,
el cual no era admitido para contraer matrimonio con el pueblo de Israel (Éxodo
34:15-16), y ella fué aceptada para habitar en Israel todos los días de su
vida. ¡Qué contraste con la mujer de Yehudah, cuya descendencia no fué aprobada
y debió ser Tamar quien perpetuó el linaje de la entera Tribu! Las Escrituras
Hebreas no dicen nada más sobre su vida, sólo que ella y su familia se unió a
Israel, y debemos pensar que también sus hermanos y hermanas se casaron dentro
de su nueva nación. Es también obvio que ella dejó de ser una prostituta sacra,
sino que fué una mujer devota al Elohim de Abraham, Yitzhak y Jacob, y que se
construyó una familia según la Ley Mosaica. Su antigua vida fué quemada con la
ciudad donde ella vivió, y fué llamada a una nueva vida sirviendo al Dios que
no requiere profanar el propio cuerpo para adorarle.
Hay algunos problemas cronológicos acerca de las genealogías durante el periodo de los Jueces, pero según la tradición, ella se habría casado con Salmon, cuyo padre Nachshon era un jefe de la Tribu de Yehudah (Números 1:7; 7:12; 10:14), y por lo tanto es considerada como la madre de Boaz – ésta tradición es dada por cierta en el Evangelio (Mateo 1:5), aunque es difícil contar sólo cinco generaciones entre Salmon y el Rey David, y Boaz en el medio, siendo muy probablemente contemporáneo de Gedeón (ver explicación en Ruth). Es muy probable que falten algunos nombres, pero en todo caso, la suya fué una matriz que no fué juzgada ni condenada en los ojos del Señor, sino suficientemente digna de dar a luz un hijo que fué ancestro del Rey David.
Hay algunos problemas cronológicos acerca de las genealogías durante el periodo de los Jueces, pero según la tradición, ella se habría casado con Salmon, cuyo padre Nachshon era un jefe de la Tribu de Yehudah (Números 1:7; 7:12; 10:14), y por lo tanto es considerada como la madre de Boaz – ésta tradición es dada por cierta en el Evangelio (Mateo 1:5), aunque es difícil contar sólo cinco generaciones entre Salmon y el Rey David, y Boaz en el medio, siendo muy probablemente contemporáneo de Gedeón (ver explicación en Ruth). Es muy probable que falten algunos nombres, pero en todo caso, la suya fué una matriz que no fué juzgada ni condenada en los ojos del Señor, sino suficientemente digna de dar a luz un hijo que fué ancestro del Rey David.
Akhsah es
una joven mujer que generalmente no es notada, aún siendo mencionada en dos
pasajes paralelos de dos libros de la Biblia:
Y dijo
Kalev: «Al que atacare a Chîriath-Sepher, y la tomare, yo le daré a mi hija
Akhsah por mujer». Y la tomó Otoniel hijo de Kenaz, el hermano de Kalev; y él
le dio por mujer a su hija Akhsah. Y cuando ella vino [a él], lo persuadió de
que pidiera a su padre un campo fértil. Y ella descendió del asno; y Kalev le
dijo: «¿Qué tienes?» Ella entonces le respondió: «Dame una bendición: que pues
me has dado tierra de secadal, me des también fuentes de aguas». Entonces Kalev
le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo.
(Josué 15:16-19 y Jueces 1:12-15)
(Josué 15:16-19 y Jueces 1:12-15)
En la
sociedad patriarcal no era inusual que una hija fuese ofrecida como trofeo para
el guerrero más valiente, y esto es lo que sucedió con Akhsah.
Su padre Kalev fué el único hombre aparte de Yehoshua que había nacido en Egipto y sobrevivido a toda la travesía del desierto (Números 14:30-31), y era él mismo un guerrero de valor. Akhsah puede aparecer como la propiedad de un hombre que es cedida por un precio a otro hombre, no obstante, ella demostró de saber sacar ventaja de la situación con sabiduría y decisión: ella no estaba tratando con hombres delicados, sino con guerreros y conquistadores, y reclamó para sí una dote mayor que la que le había sido dada. Notar que fué ella que persuadió a su nuevo “propietario”, su marido, a pedir a su padre tierras, y luego, ella misma agregó a la demanda también fuentes de agua, y las obtuvo.
Akhsah es un ejemplo de una joven mujer que, a pesar de su condición de inferioridad social, logra alzar su voz y ser escuchada. No sabemos más nada de su vida, pero podemos imaginar que ella tenía un don especial, por el cual los combatientes la escuchaban y le concedían sus pedidos.
Su padre Kalev fué el único hombre aparte de Yehoshua que había nacido en Egipto y sobrevivido a toda la travesía del desierto (Números 14:30-31), y era él mismo un guerrero de valor. Akhsah puede aparecer como la propiedad de un hombre que es cedida por un precio a otro hombre, no obstante, ella demostró de saber sacar ventaja de la situación con sabiduría y decisión: ella no estaba tratando con hombres delicados, sino con guerreros y conquistadores, y reclamó para sí una dote mayor que la que le había sido dada. Notar que fué ella que persuadió a su nuevo “propietario”, su marido, a pedir a su padre tierras, y luego, ella misma agregó a la demanda también fuentes de agua, y las obtuvo.
Akhsah es un ejemplo de una joven mujer que, a pesar de su condición de inferioridad social, logra alzar su voz y ser escuchada. No sabemos más nada de su vida, pero podemos imaginar que ella tenía un don especial, por el cual los combatientes la escuchaban y le concedían sus pedidos.
Mujeres
de la Biblia
El
periodo de los Jueces fué quizás el más duro para la mujer en el antiguo
Israel, tiempo en que su condición social fué la más baja. Era una etapa de
transición en la que las Tribus estaban más que todo por cuenta propia, con una
débil unidad entre ellas, cada una combatiendo separadamente al grupo cananeo
que habitaba en los territorios asignados a cada Tribu. Estaban en anarquía y
guerra, y en tales condiciones, las mujeres prácticamente no tienen ninguna
posibilidad de surgir. Todo estaba en manos de los hombres. Las mujeres eran mucho
menos respetadas que bajo el sistema patriarcal, como es evidente en varios
hechos narrados en el Libro de los Jueces. Su situación mejoró sólo cuando la
monarquía fué establecida, ya que al menos las mujeres relacionadas con la casa
real y con los personajes notables ganaron alguna influencia en la sociedad.
Era impensable para una mujer asumir el liderazgo en el periodo de los Jueces, sin embargo, fué justamente en ésta edad obscura de Israel que Devorah surgió para gobernar.
Era impensable para una mujer asumir el liderazgo en el periodo de los Jueces, sin embargo, fué justamente en ésta edad obscura de Israel que Devorah surgió para gobernar.
HaShem
los vendió [a los Israelitas] en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en
Hatzor: y el capitán de su ejército se llamaba Sisara, y él habitaba en
Charoshet-Goyim. Y los hijos de Israel clamaron a HaShem, porque aquél tenía novecientos
carros herrados, y había afligido en gran manera a los hijos de Israel por
veinte años. Y gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa,
mujer de Lapidoth. Ella habitaba debajo de la palma de Débora entre Ramah y
Beth-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio.
(Jueces 4:2-5)
(Jueces 4:2-5)
Hacía
veinte años que los Cananeos, con un potente ejército, estaban oprimiendo a las
Tribus de Israel – excepto la Tribu de Yehudah, la cual aparentemente logró
conquistar todas sus tierras y era de hecho una entidad separada del resto de
Israel durante todo el periodo de los Jueces. Es increíble que no hubiese un
hombre capaz de emprender una revuelta; no era por falta de buenos guerreros,
sino porque ninguno de ellos era según el plan del Señor, porque “en aquellos días
no había rey en Israel, y cada uno hacía como mejor le parecía” (Jueces 17:6).
Entonces, una Profetisa surgió como Juez: Débora. Excluyendo al Profeta Samuel,
quien es considerado como el último de los Jueces y que gobernó sobre todas las
Tribus, Débora tuvo al menos tres características exclusivas que hacen de ella
la única entre todos los Jueces:
·Ella fué la única Juez mujer;
·Ella fué la única de los Jueces que fué también Profeta;
·Ella fué la única que juzgó sobre todo Israel, mientras que todos los demás Jueces gobernaron sólo sobre la propia Tribu.
Débora es llamada “mujer de Lapidot”, que muchos interpretan como “esposa”, porque en hebreo no hay una palabra específica para esposa sino que es la misma que indica mujer. En realidad, es muy probable que “mujer” no quiera decir esposa en este caso. Lapidot es un plural femenino que significa “llamas”, y puede no ser un nombre propio, sino un título o una cualidad. De hecho, eshet Lapidot, que literalmente significa “mujer de llamas”, puede ser una descripción de su carácter. Por lo tanto, toda la frase “Devorah, profetisa, mujer de Lapidot” puede entenderse como una unidad que define qué tipo de Profetisa ella era, una con celo ardiente como llamas. De otra manera, si mujer significase en efecto esposa, una interpretación rabínica identifica a Lapidot con Barak, cuyo nombre significa “rayos”, y puede ser considerado un sinónimo de Lapidot y de este modo, la frase contendría un juego de palabras que define sea su carácter que de quien era esposa. Sin embargo, Barak pertenecía a otra Tribu (y la Ley Mosaica establecía el matrimonio dentro de la propia Tribu), y aparentemente él vivía en otro lugar, en el norte de Israel, pues ella lo mandó a llamar (v. 6) desde su ciudad. Éste hecho hace que la definición “mujer de llamas” sea aún más significativo, porque ella es colocada en una posición equivalente a la del comandante en jefe del ejército – en realidad, él tomaba órdenes de ella, como veremos.
Débora estableció su corte bajo una palmera en su tierra, en el sur de Efraín, y los Israelitas iban a ella a juicio, una afirmación que denota la alta estima de que ella gozaba en medio de su pueblo.
·Ella fué la única Juez mujer;
·Ella fué la única de los Jueces que fué también Profeta;
·Ella fué la única que juzgó sobre todo Israel, mientras que todos los demás Jueces gobernaron sólo sobre la propia Tribu.
Débora es llamada “mujer de Lapidot”, que muchos interpretan como “esposa”, porque en hebreo no hay una palabra específica para esposa sino que es la misma que indica mujer. En realidad, es muy probable que “mujer” no quiera decir esposa en este caso. Lapidot es un plural femenino que significa “llamas”, y puede no ser un nombre propio, sino un título o una cualidad. De hecho, eshet Lapidot, que literalmente significa “mujer de llamas”, puede ser una descripción de su carácter. Por lo tanto, toda la frase “Devorah, profetisa, mujer de Lapidot” puede entenderse como una unidad que define qué tipo de Profetisa ella era, una con celo ardiente como llamas. De otra manera, si mujer significase en efecto esposa, una interpretación rabínica identifica a Lapidot con Barak, cuyo nombre significa “rayos”, y puede ser considerado un sinónimo de Lapidot y de este modo, la frase contendría un juego de palabras que define sea su carácter que de quien era esposa. Sin embargo, Barak pertenecía a otra Tribu (y la Ley Mosaica establecía el matrimonio dentro de la propia Tribu), y aparentemente él vivía en otro lugar, en el norte de Israel, pues ella lo mandó a llamar (v. 6) desde su ciudad. Éste hecho hace que la definición “mujer de llamas” sea aún más significativo, porque ella es colocada en una posición equivalente a la del comandante en jefe del ejército – en realidad, él tomaba órdenes de ella, como veremos.
Débora estableció su corte bajo una palmera en su tierra, en el sur de Efraín, y los Israelitas iban a ella a juicio, una afirmación que denota la alta estima de que ella gozaba en medio de su pueblo.
Y ella envió a llamar a Barak hijo de Avinoam, de Kedesh-Naftali, y le
dijo: «¿No te ha mandado HaShem, Elohim de Israel, diciendo, “Ve, y reúne
pueblo en el monte Tabor, y toma contigo diez mil hombres de los hijos de
Neftalí, y de los hijos de Zabulón”; Y yo atraeré a ti al arroyo de Kishón a Sisara,
capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en
tus manos?». Barak le respondió: «Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no
fueres conmigo, no iré».
(Jueces 4:6-8)
(Jueces 4:6-8)
Suena
extraño en la boca de un guerrero valeroso, comandante de un ejército, pedirle
a una mujer de acompañarlo a la guerra, porque si no, él no iría! Este hecho
nos muestra qué tipo de carácter era el de Débora, que era capaz de inspirar
aliento y cuya autoridad profética era esencial para el desarrollo de la
batalla.
Y ella le
dijo: «Iré contigo; mas no será tu honra en el camino que vas; porque en mano
de mujer venderá HaShem a Sisara». Y levantándose Débora fué con Barac a
Kedesh.
(Jueces 4:9)
(Jueces 4:9)
Débora no
dudó en aceptar el pedido de Barak, pero le dejó en claro que porque él no
confió en su voz desde el principio, sino que agregó una condición para cumplir
con lo que HaShem había mandado, la gloria de la victoria sería acreditada a
una mujer. La profecía que Sisara habría caído ante una mujer tuvo doble
cumplimiento: su ejército fué derrotado por los Israelitas bajo la guía espiritual
de Débora, y él mismo fué ejecutado por otra mujer, Yael.
Entonces Débora
dijo a Barak: «Levántate; porque este es el día en que HaShem ha entregado a Sisara
en tus manos; ¿No ha salido HaShem delante de ti?» Y Barak descendió del monte
Tabor, y diez mil hombres en pos de él. HaShem desbarató a Sisara, y a todos
sus carros y a todo su ejército, y cayeron a filo de espada delante de Barak; y
Sisara descendió del carro, y huyó a pie… Y Sisara escapó a pie.
(Jueces 4:14-15,17)
(Jueces 4:14-15,17)
Débora
muestra a Barak que el resultado de la batalla estaba determinado como ella
había dicho, que el Señor habría entregado al enemigo en manos de Barak, pero
como él puso la condición que Débora fuese con él, él no logró completar la
victoria capturando al jefe del ejército derrotado, que escapó y, como veremos,
fué entregado en manos de una mujer (ver la próxima: Yael).
Así
abatió Elohim aquel día a Jabín, rey de Canaán, delante de los hijos de Israel.
Y la mano de los hijos de Israel comenzó a crecer y a fortificarse contra Jabín
rey de Canaán, hasta que lo destruyeron.
(Jueces 4:23-24)
(Jueces 4:23-24)
Aquella
batalla fué crucial,
pues desde entonces los Israelitas ganaron su independencia y los Cananeos no
se levantaron más.
Y aquél
día cantó Débora, con Barac, hijo de Avinoam.
(Jueces 5:1)
(Jueces 5:1)
Literalmente:
“Cantó Devorah y Barak hijo de Avinoam en aquél día”, con el verbo en
singular femenino. Aunque el cántico es atribuido a ambos, Débora y Barak, ella
es mencionada primero, y por el texto se entiende que fué su cántico, no de
ambos. Este es quizás el único capítulo de la Biblia escrito por una mujer, y
una de las piezas más antiguas de la literatura hebrea.
Entonces Débora explica cuál era la situación espiritual en Israel cuando ella fué llamada:
Entonces Débora explica cuál era la situación espiritual en Israel cuando ella fué llamada:
«Los gobernantes
habían cesado en Israel, habían decaído; hasta que yo Débora me levanté, me
levanté como madre en Israel. En escogiendo nuevos dioses, la guerra estaba a
las puertas: ¿Se veía escudo o lanza Entre cuarenta mil en Israel?»
(Jueces 5:7-8)
(Jueces 5:7-8)
La
situación en aquellos días es la que hemos descrito antes, que la opresión del
pueblo no era consecuencia de que no hubiera hombres de valor en Israel, sino
porque ninguno de ellos era según la voluntad del Señor. Los Israelitas habían
seguido otras deidades, y habían perdido el favor del Omnipotente. Entonces, Débora
fué designada Juez y Profeta en lugar de los hombres, porque habían dejado de
ser gobernantes idóneos. Ella fué como una madre para su pueblo.
El cántico continúa elogiando a los jefes de las Tribus que la siguieron en la batalla, y reprochando a aquellos que prefirieron quedarse en sus tiendas.
Una alabanza especial es pronunciada sobre Yael (la cual consideramos a continuación), y como mujer y “madre de Israel”, Débora piensa en los sentimientos de otra mujer y madre:
El cántico continúa elogiando a los jefes de las Tribus que la siguieron en la batalla, y reprochando a aquellos que prefirieron quedarse en sus tiendas.
Una alabanza especial es pronunciada sobre Yael (la cual consideramos a continuación), y como mujer y “madre de Israel”, Débora piensa en los sentimientos de otra mujer y madre:
La madre
de Sisara se asoma a la ventana, y por entre las celosías a voces dice: «¿Por
qué se detiene su carro, que no viene? ¿Por qué las ruedas de sus carros se
tardan? ¿No han hallado despojos, y los están repartiendo? A cada uno una moza,
o dos».
(Jueces 5:28,30)
(Jueces 5:28,30)
Ésta
frase ilustra cuál era el concepto de la mujer entre los Cananeos: despojos de
guerra, una o dos para cada hombre. Esto es lo que la madre de Sisara esperaba
de la batalla, pero su hijo no retornó a casa.
«Así
perezcan todos tus enemigos, oh HaShem, más los que le aman, sean como el sol
cuando nace en su fuerza. Y la tierra reposó cuarenta años.
(Jueces 5:31)
(Jueces 5:31)
En todo
su cántico, Débora acredita sus victorias al Señor. Ella gobernó el país en paz
por cuarenta años, por lo cual deducimos que era muy joven cuando fué designada
Juez y condujo su primera batalla. Era ciertamente una elegida, la persona más
sabia en Israel en aquellos tiempos.
La
batalla de liberación conducida por Débora fué completada con la intervención
de otra mujer, Yael. Mientras Débora es intachable y vista como una heroína
porque en ella no se halla ningún comportamiento cuestionable, Yael en cambio
puede ser considerada una traidora como Rahav, una engañadora como Tamar y
Rivkah (según los parámetros conformistas). Pero ella sabía de qué parte debía
estar, y con quién estaba el Señor.
Y Hever
el Kenita de los hijos de Hovav cuñado de Mosheh, se había apartado de los
Kenim, y puesto su tienda hasta el valle de Tzaanannim, que está junto a
Kedesh… Sisara escapó a pie a la tienda de Yael mujer de Hever el
Kenita; porque había paz entre Jabín rey de Hatzor y la casa de Hever el
Kenita. Y saliendo Yael a recibir a Sisara, le dijo: «Ven, señor mío, ven
a mí, no tengas temor». Y él vino a ella a la tienda, y ella le cubrió con una
manta. Y él le dijo: «Ruégote me des a beber un poco de agua, que tengo sed». Y
ella abrió un odre de leche y dióle de beber, y lo cubrió de nuevo. Y él le
dijo: «Estáte á la puerta de la tienda, y si alguien viniere, y te preguntare,
diciendo: ¿Hay aquí alguno? tú responderás que no». Y Yael, mujer de Hever,
tomó una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano, vino a él
calladamente, y metióle la estaca por las sienes, y enclavólo en la tierra,
pues él estaba cargado de sueño y cansado; y así murió. Y siguiendo Barak a Sisara,
Yael salió a recibirlo, y le dijo: «Ven, y te mostraré al varón que tú buscas».
Y él entró donde ella estaba, y he aquí Sisara yacía muerto con la estaca por
la sien.
(Jueces 4:11,18-22)
(Jueces 4:11,18-22)
Los
Kenitas eran del linaje de Yethro, el suegro de Moshe, y eran habitantes de
tiendas y herreros, los “Gitanos” del antiguo Israel. Ellos de hecho no tenían
patria y vivían en paz con todos los pueblos entre los cuales habitaban. La
mayoría de ellos vivían en Judá y Edom, pero Hever eligió irse hacia el norte y
habitaba en las tierras gobernadas por Jabín.
Yael rompió todas las reglas: Primero, ella no tenía el consentimiento del marido para matar al comandante del rey con el cual él y su casa estaban en paz; luego, ella no debía invitar a un hombre a entrar en su tienda cuando su marido no estaba presente; y por último, ella violó la regla más sagrada de la hospitalidad, matando a su huésped. La acción de Yael fué de gran coraje y fe. Ella arriesgó su vida y la de su familia, porque Sisara estaba huyendo de una batalla perdida, pero la guerra continuaba… Sin embargo, ella sabía que esta vez el Señor habría vuelto Su favor hacia Israel, porque Débora estaba gobernando y conduciendo su pueblo a retornar a HaShem, e Israel habría alcanzado una completa victoria sobre Jabín.
Muchos pueden objetar que ella no podía negar a Sisara de entrar en su tienda, siendo indefensa, pero del texto aprendemos que fué ella quien lo invitó a entrar, no él que lo solicitó. Ella no tenía armas para enfrentar a un experto guerrero como Sisara, aunque él estaba exhausto, ni la fuerza física para oponerse a él. Ella sólo tenía su encanto, y sabiduría femenina. Su acción no fué traición, sino que en el mismo modo que Rahav, ella se puso de la parte de uno de los ejércitos en guerra, y pensó una estrategia para permitir a Barak la completa victoria en la batalla.
Débora la alabó en su cántico, con palabras que no se han dicho de ninguna otra mujer en las Escrituras Hebraicas:
Yael rompió todas las reglas: Primero, ella no tenía el consentimiento del marido para matar al comandante del rey con el cual él y su casa estaban en paz; luego, ella no debía invitar a un hombre a entrar en su tienda cuando su marido no estaba presente; y por último, ella violó la regla más sagrada de la hospitalidad, matando a su huésped. La acción de Yael fué de gran coraje y fe. Ella arriesgó su vida y la de su familia, porque Sisara estaba huyendo de una batalla perdida, pero la guerra continuaba… Sin embargo, ella sabía que esta vez el Señor habría vuelto Su favor hacia Israel, porque Débora estaba gobernando y conduciendo su pueblo a retornar a HaShem, e Israel habría alcanzado una completa victoria sobre Jabín.
Muchos pueden objetar que ella no podía negar a Sisara de entrar en su tienda, siendo indefensa, pero del texto aprendemos que fué ella quien lo invitó a entrar, no él que lo solicitó. Ella no tenía armas para enfrentar a un experto guerrero como Sisara, aunque él estaba exhausto, ni la fuerza física para oponerse a él. Ella sólo tenía su encanto, y sabiduría femenina. Su acción no fué traición, sino que en el mismo modo que Rahav, ella se puso de la parte de uno de los ejércitos en guerra, y pensó una estrategia para permitir a Barak la completa victoria en la batalla.
Débora la alabó en su cántico, con palabras que no se han dicho de ninguna otra mujer en las Escrituras Hebraicas:
Bendita
sea entre las mujeres Yael, mujer de Heber Kenita; sobre las mujeres benditas
sea en la tienda. El pidió agua, y dióle ella leche; en tazón de nobles le
presentó manteca. She put her hand to the
tent peg, and her right hand to the workmen's hammer. Su mano tendió a la estaca, y su
diestra al mazo de trabajadores; y majó a Sisara, hirió su cabeza, llagó y
atravesó sus sienes. Cayó encorvado a sus pies, quedó tendido. A sus pies cayó
encorvado; donde se encorvó, allí cayó muerto.
(Jueces 5:24-27)
(Jueces 5:24-27)
“Bendita
sobre las mujeres” por su acción y su carácter. La descripción que Débora hace
de Yael es prodigiosa: Primero ella es presentada como una mujer encantadora
con modales refinados, sirviendo a su huésped como a un noble, y dándole más de
lo que él le pidió. Ella le ofreció toda la comodidad que tenía en su humilde
tienda, y lo hizo sentir al seguro. Ella le dio un alimento que le habría
relajado tanto como para dejarlo dormido. Entonces, con la decisión de un
guerrero, ella le concedió una indolora y dulce muerte.
Y así los Cananeos cayeron por las manos de dos mujeres.
Y así los Cananeos cayeron por las manos de dos mujeres.
Esta
mujer es presentada como el máximo ejemplo de lealtad, y no hay nada en su
comportamiento que pueda ser hallado fuera de la Ley. Su historia ha sido
considerada digna de ser escrita y pasó a ser uno de los libros de las
Escrituras Hebraicas. Ruth vivo en el periodo de los Jueces (Ruth 1:1), y
aunque el tiempo exacto no es relevante para nosotros porque nos interesa su
persona y carácter, es importante discernir algunos detalles porque el linaje
en el cual ella entró es el del Rey David. Según la Biblia, hay seis
generaciones entre Nachshon, príncipe de Judá y contemporáneo de Yehoshua, y el
Rey David (1Crónicas 2:10-15). Boaz era el nieto de Nachshon, y se lo supone
hijo de Rahav, lo que colocaría la historia cerca de los primeros Jueces, pero
habiendo sido Boaz el abuelo de Yishai, debe haber vivido cerca del final del
periodo de los Jueces y no puede ser el hijo de Rahav, y al menos dos
generaciones deben faltar en el medio. Otro problema es que Rahav vivió durante
la conquista de Canaán bajo Yehosua, mientras Naomi y su marido emigraron de
Judá cuando la conquista había terminado y ya estaban establecidos en la
tierra; luego vivieron al menos diez años en Moav antes de que Naomi retornara
y se encontrara con Boaz. Además, la carestía en el país sugiere que eran
contemporáneos de Gedeón (Jueces 6:4-5). No obstante, considerando que excepto Débora,
que gobernó sobre todo Israel, podían haber diferentes Jueces contemporáneamente
sobre sus respectivas Tribus, y entonces la sucesión puede reducirse a los
cuatro de Efraín, más los periodos de anarquía: en este caso, podríamos
considerar que Otoniel en Efraín, Echad en Benjamín y Samar (probablemente en
Judá, habiendo combatido contra los Filisteos) podrían ser parcialmente
contemporáneos; luego Gedeón y Avdón en Efraín pueden coincidir por la mayor
parte de años con Tola y Elón en Galilea, Ibtzan en Yehudah, Yair y Yiphtah en
Galaad y Shimshon en Dan. Ésta hipótesis hace posible contar las cuatro
generaciones entre Ruth y el Rey David, aun dejando irresuelto el vacío entre
Nachshon y Boaz, y es muy factible que un par de nombres en el medio hayan sido
idénticos en generaciones alternas y no han sido transcriptos por ser considerados
repeticiones. Sin embargo, aún cuando Rahav probablemente no fué la madre de
Boaz sino su abuela o una generación anterior, su carácter fué transmitido a su
descendiente, como se verá.
Y
aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la
tierra. Y un varón de Beth-lehem de Judá, fué a peregrinar en los campos de
Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos… Y murió Elimelekh, marido de Naomi, y
quedó ella con sus dos hijos; los cuales tomaron para sí mujeres de Moab, el
nombre de la una Arpa, y el nombre de la otra Ruth; y habitaron allí unos diez
años. Y murieron también los dos, Machlon y Kilyon, quedando así la mujer
desamparada de sus dos hijos y de su marido.
(Ruth 1:1,3-5)
(Ruth 1:1,3-5)
Elimelekh
y su familia han sido los primeros judíos emigrantes mencionados en las
Escrituras. Él no debía haber dejado su pueblo en búsqueda de una vida mejor en
un país pagano, haciendo así que sus hijos se casaran con mujeres de un pueblo
al cual el Señor había explícitamente declarado anatema para Israel (Deuteronomio
23:3,6). Por este motivo, él y sus hijos murieron en pocos años en el país
donde se establecieron. Éste es uno de los signos que muestran cómo la Ley era
ignorada durante ese periodo, en el cual “cada uno hacía como mejor le parecía”
(Jueces 17:6). Muy probablemente, Naomi no estaba de acuerdo con su marido en
dejar la tierra que el Señor había dado a Su pueblo, pero ya hemos hablado de
la escasa consideración de la mujer en aquél tiempo, la edad oscura del antiguo
Israel.
Entonces
se levantó con sus nueras, y regresóó de los campos de Moab; porque oyó
en el campo de Moab que HaShem había visitado a su pueblo para darles pan.
Salió pues del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y
comenzaron a caminar para retornar a la tierra de Yehudah. Y Naomi dijo a
sus dos nueras: «Andad, volveos cada una a la casa de su madre: HaShem haga con
vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo. Os dé
HaShem que halléis descanso, cada una en casa de su marido». Las besó, y ellas
lloraron a voz en grito. Y le dijeron: «Ciertamente nosotras volveremos contigo
a tu pueblo».
(Ruth 1:6-10)
(Ruth 1:6-10)
Naomi fué
seguramente una mujer excepcional, tanto que sus dos nueras habían decidido
dejar las propias familias y el propio país para seguirla hacia una tierra
desconocida, y habitar con un pueblo desconocido. Su carácter era realmente
como su nombre, pues Naomi significa “placentera”. Sabemos que ella insistió a
ambas nueras para que retornasen de nuevo a sus hogares, y así convenció a Arpa,
pero no a Ruth, que dijo:
«No me
ruegues que te deje, y que me aparte de ti; porque donde quiera que tú fueres,
iré yo; y donde quiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu
Dios mi Dios; donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada: así me haga
HaShem, y así me dé, que sólo la muerte hará separación entre mí y ti».
(Ruth 1:16-17)
(Ruth 1:16-17)
Estas son
las palabras más célebres dichas por Ruth, como un emblema de devoción y
lealtad. De la misma manera que Rahav, ella decidió dejar a su pueblo y todo lo
que tenía en su tierra para seguir al Dios de Israel. Ésta fué una acción de
gran coraje, pues ella probablemente sabía que según la Ley ella no habría sido
aceptada en Israel, pero su decisión fué tomada sin dudar. Seguramente, ella no
dijo que el Dios de Naomi habría sido su Dios quienquiera que fuese, sino
porque ya sabía quién Él es. Ella sabía por fe que el Dios de Israel la habría
recibido en Su pueblo, porque es el Altísimo y el dador de la Ley.
Y tenía
Naomi un pariente de su marido, varón poderoso y de hecho, de la familia de
Elimelekh, el cual se llamaba Boaz… Y Boaz subió á la puerta y sentase allí.
(Ruth 2:1; 4:1)
(Ruth 2:1; 4:1)
Boaz,
siendo pariente del marido de Naomi, tenía el derecho (y el deber) de redimir
la propiedad de Elimelekh, si hubiera sido el más cercano. Era un príncipe de
Yehudah, siendo del linaje de Nachshon, y podemos suponer que fuera también el
Juez de su Tribu, porque Judá estaba separada del resto de Israel mucho antes
de la institución de la monarquía (notar que los reyes Shaul y David contaban a
Yehudah como una entidad distinta de Israel – 1Samuel 11:8, 17:52; 18:6;
2Samuel 2.10-11; 3:10; 5:3-5). Y eran los ancianos y gobernantes de la ciudad
que acostumbraban a sentarse en las puertas de la misma para tratar asuntos
legales. Una curiosidad, también el ancestro de Ruth, que era Lot, era un
anciano de Sodoma y se sentaba en las puertas de la ciudad (Génesis 19:1).
Ruth la
Moabita dijo a Naomi, «Ruégote que me dejes ir al campo, y cogeré espigas en
pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia». Y ella le respondió: «Ve, hija mía».
(Ruth 2:2)
(Ruth 2:2)
¿Sabía
Ruth en el campo de quién habría ido a trabajar? Quizás ella imaginó que el
Señor la habría guiado al lugar apropiado, porque actuó con la misma fe con la
cual dejó la seguridad de su hogar para vivir como extranjera en medio de otro
pueblo. En todo caso, ella no quiso ser una carga para su suegra, sino un
apoyo.
Y
respondiendo Boaz le dijo: «Por cierto se me ha declarado todo lo que has hecho
con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a
tu madre y la tierra donde naciste, has venido a pueblo que no conociste antes.
HaShem galardone tu obra, y tu remuneración sea llena por Adony Dios de Israel,
que has venido para cubrirte debajo de sus alas».
(Ruth 2:11,12)
(Ruth 2:11,12)
Boaz tenya conocimiento del espíritu de Ruth. Si él era el hijo de Rahav
o sólo un descendiente suyo, seguramente Ruth le habrá hecho recordar de Rahav,
que se atrevió a desafiar al anatema que había sido pronunciado sobre su pueblo
e hizo la elección personal de unirse a Israel, porque ella reconocía al Dios
de Israel como el Único y Verdadero. Si Él redimió a una Cananea, ¿por qué no
habría de redimir también a una Moabita?
Y le dijo
Naomi, su suegra: «Hija mía, ¿no te tengo de buscar descanso, que te sea bueno?
¿No es Boaz nuestro pariente, con cuyas mozas tú has estado? He aquí que él
avienta esta noche la parva de las cebadas. Te lavarás pues, y te ungirás, y
vistiéndote tus vestidos, pasarás a la era; mas no te darás a conocer al varón
hasta que él haya acabado de comer y de beber. Y cuando él se acostare, repara
tú el lugar donde él se acostará, e irás, y descubrirás los pies, y te
acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer». Y le respondió: «Haré todo
lo que tú me mandares». Descendió pues a la era, e hizo todo lo que su suegra
le había mandado. Y como Boaz hubo comido y bebido, y su corazón estuvo
contento, retiróse a dormir a un lado del montón. Entonces ella vino
calladamente, y descubrió los pies, y acostóse. Y aconteció, que a la media
noche se estremeció aquel hombre, y palpó: y he aquí, la mujer que estaba
acostada a sus pies. Entonces él dijo: «¿Quién eres?» Y ella respondió: «Yo soy
Ruth tu sierva: extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres
pariente cercano».
(Ruth 3:1-9)
(Ruth 3:1-9)
Hay mucha
controversia acerca del significado de las expresiones usadas en este pasaje, y
lo que realmente sucedió depende de la correcta interpretación de los términos.
El consejo de Naomi era claro; ella sabía que Ruth era una mujer determinada, y
le pidió que diese un paso adelante para reclamar sus derechos. Ella sabía cuál
era el momento propicio y lo que se debía hacer, y Ruth siguió la recomendación
de su suegra. Lo importante aquí es que el propósito fué conseguido y fué hecho
según las reglas culturales y espirituales de aquel tiempo.
De hecho, el texto contiene palabras con sentido figurado y probables eufemismos que no son evidentes en la traducción, y algunas expresiones no fácilmente comprensibles, por lo tanto, podemos sugerir cómo se desarrollaron los eventos sin establecer ningún parámetro dogmático.
Ruth tenía que hacerse agradable y deseable y esperar a que Boaz hubiese terminado su trabajo y su cena, y luego cautamente llegar al lugar en la era donde él iría a dormir, y poner en marcha su plan. Ella debía “descubrirle los pies y acostarse”, lo que generalmente se interpreta que ella gentilmente quitó la cubierta de sus pies y se acostó junto ellos como señal de sumisión, hasta que el hombre despertó y la notó. Aunque esto podría haber sido posible si hubiera habido alguna especie de código cultural por el cual un tal comportamiento pudiera haber sido comprensible, el hecho de descubrir los pies de alguien más bien carece de sentido. Sin embargo, ésta expresión puede tener un significado muy diferente: la palabra “pies” a menudo era usada para definir las piernas e incluso la parte inferior del cuerpo, y en manera eufemística también las partes íntimas. Otra interpretación que ha sido propuesta es que ella se descubrió a sí misma y se acostó al lado de él, pero esto no está sólidamente fundado en el texto. El paso sucesivo era esperar hasta que él le dijera lo que hacer, pero en cambio fué ella que le dijo a él de extender su manto sobre ella, haciendo entender que debía ser redimida por él y que era su deber tomarla por mujer. Tal comportamiento habría sido correcto y coherente con su carácter. Ella estaba en la misma situación de Tamar y tuvo que reclamar sus derechos, aunque no tuvo que recurrir a alguna estratagema y actuó con completa franqueza.
De hecho, el texto contiene palabras con sentido figurado y probables eufemismos que no son evidentes en la traducción, y algunas expresiones no fácilmente comprensibles, por lo tanto, podemos sugerir cómo se desarrollaron los eventos sin establecer ningún parámetro dogmático.
Ruth tenía que hacerse agradable y deseable y esperar a que Boaz hubiese terminado su trabajo y su cena, y luego cautamente llegar al lugar en la era donde él iría a dormir, y poner en marcha su plan. Ella debía “descubrirle los pies y acostarse”, lo que generalmente se interpreta que ella gentilmente quitó la cubierta de sus pies y se acostó junto ellos como señal de sumisión, hasta que el hombre despertó y la notó. Aunque esto podría haber sido posible si hubiera habido alguna especie de código cultural por el cual un tal comportamiento pudiera haber sido comprensible, el hecho de descubrir los pies de alguien más bien carece de sentido. Sin embargo, ésta expresión puede tener un significado muy diferente: la palabra “pies” a menudo era usada para definir las piernas e incluso la parte inferior del cuerpo, y en manera eufemística también las partes íntimas. Otra interpretación que ha sido propuesta es que ella se descubrió a sí misma y se acostó al lado de él, pero esto no está sólidamente fundado en el texto. El paso sucesivo era esperar hasta que él le dijera lo que hacer, pero en cambio fué ella que le dijo a él de extender su manto sobre ella, haciendo entender que debía ser redimida por él y que era su deber tomarla por mujer. Tal comportamiento habría sido correcto y coherente con su carácter. Ella estaba en la misma situación de Tamar y tuvo que reclamar sus derechos, aunque no tuvo que recurrir a alguna estratagema y actuó con completa franqueza.
Y él
dijo: «Bendita seas tú de Adonay, hija mía; que has hecho mejor tu postrera
gracia que la primera, no yendo tras los jóvenes, sean
pobres o ricos. Ahora pues, no temas, hija mía: yo haré contigo lo que tú
dijeres, pues que toda la puerta de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa. Y
ahora, aunque es cierto que yo soy pariente cercano, con todo eso hay pariente
más cercano que yo. Reposa esta noche, y cuando sea de día, si él te redimiere,
bien, redímate; mas si él no te quisiere redimir, yo te redimiré, vive HaShem.
Descansa pues hasta la mañana». Y después que reposó a sus pies hasta la
mañana, levantóse, antes que nadie pudiese conocer a otro. Porque él dijo: «No
se sepa que haya venido mujer a la era».
(Ruth 3:10-14)
(Ruth 3:10-14)
Boaz la
reconoció como una mujer digna, y aunque su acercamiento a él fué una declarada
propuesta de matrimonio (que podría haber sido consumado esa misma noche, si él
no se hubiese recordado del pariente que tenía prioridad sobre él), él la alabó
por su virtud y lealtad hacia la Ley de Israel, según la cual ella no debía
casarse fuera de la familia de su marido muerto. Parece que Boaz era ya un
hombre mayor, y es muy improbable que fuese soltero, más aún siendo una
personalidad importante en su Tribu, y rico; por lo tanto, es factible que él
también fuese viudo. Sin embargo, ella podría haber elegido otros hombres antes
que él, más jóvenes y ricos, pero ella prefirió sujetarse a la Ley de Israel.
Boaz la recibió a pesar de su origen, como Rahav de la cual él descendía fué
admitida en Israel por causa de su fe.
Y Boaz
dijo a los ancianos y a todo el pueblo: «Vosotros sois hoy testigos de que tomo
todas las cosas que fueron de Elimelekh, y todo lo que fué de Kilyon y de
Machlon, de mano de Naomi. Y que también tomo por mi mujer a Ruth Moabita,
mujer de Machlon, para suscitar el nombre del difunto sobre su heredad, para
que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su
lugar. Vosotros sois hoy testigos»… Boaz pues tomó a Ruth, y ella fué su mujer;
y luego que entró a ella, Adonay le dio que concibiese y diese a luz un hijo… y
lo llamaron Obed: él es el padre de Yishai, padre de David.
(Ruth 4:9-10,13,17)
(Ruth 4:9-10,13,17)
Esta
mujer Moabita, cuyo carácter era a la vez amable y determinado, que era como
Rahav nacida pagana pero reconocía al Dios de Israel como su Dios, y que era
como Tamar, viuda sin hijos que reclamó sus derechos de tener descendencia, fué
recompensada por el Señor, que añadió su nombre al linaje del Rey David.
No
sabemos ni siquiera su nombre, pero ella es un emblema de total obediencia y
sumisión, según sus pocas palabras que nos han sido transmitidas en el texto.
Ella fué realmente una víctima de su tiempo, en el cual el conocimiento del
Señor se había perdido en Israel en un periodo de decadencia espiritual.
Y estaba
Yiphtah, Galaadita, hombre valiente, hijo de una prostituta… Huyendo pues
Yiphtah a causa de sus hermanos, habitó en tierra de Tov; y juntáronse con él
hombres ociosos, los cuales con él salían. Y aconteció que después de días los
hijos de Ammón hicieron guerra contra Israel… Yiphtah hizo voto a HaShem,
diciendo: Si entregares a los Amonitas en mis manos, cualquiera que me saliere
a recibir de las puertas de mi casa, cuando volviere de los Amonitas en paz,
será de HaShem, y le ofreceré en holocausto. Pasó pues Yiphtah a los hijos de
Ammón para pelear contra ellos; y HaShem los entregó en su mano.
(Jueces 11:1,3-4,30-32)
(Jueces 11:1,3-4,30-32)
Yiphtah
era un marginal entre los Israelitas que vivían al este del Yaren, en la
frontera con Ammón. En aquél tiempo, el pueblo había olvidado la Ley de su Dios
y seguía los rituales paganos de sus vecinos, entre los cuales las deidades de
Ammón y Moav (Jueces 10:6), adoptando sus prácticas de culto. Los Amonitas y
Moabitas acostumbraban sacrificara sus hijos a su ídolo, llamado Kemosh en Moav
y Molekh en Ammón (Levítico 18:21; Números 21:29; 1Reyes 11:7,33; 2Reyes 23:10;
Jeremías 32:35). En éste capítulo, ambos ídolos se identifican como el mismo,
siendo llamado Kemosh (que era el nombre moabita) la deidad de Ammón (Jueces
11:24). Está claro en los versos mencionados que HaShem ha prohibido
terminantemente imitar sus rituales y contaminarse con tales prácticas. Aunque
Yiphtah demuestra tener conocimiento de la historia de su pueblo, parece no
estar al corriente de la Ley de su Dios – él incluso reconoce a Kemosh como el
dios que dio a los Amonitas su tierra; aunque ésta puede ser sólo una
declaración diplomática basada en lo que los Amonitas creían. Como muchas
personas sinceras que sirven a Dios aún cuando lo hacen en una manera errada,
él puede haber adorado al Dios de Israel en buena fe pero no según Sus
reglamentos. ¿Qué quiso decir, cuando dijo “cualquiera que me saliere a
recibir de las puertas de mi casa, le ofreceré en holocausto”? ¿Pensaba
quizás que algún animal habría salido de su casa, como generalmente hacen los
perros cuando su patrón llega de un viaje? ¿O quizás un siervo? ¡Pero si los
sacrificios humanos estaban prohibidos por el Señor! ¡Yiphtah tenía sólo una
hija, y habría sido la persona más probable que lo saliera a recibir!
Y
volviendo Yiphtah a Mitzpah a su casa, he aquí que su hija le salió á recibir
con adufes y danzas, y era la sola, la única suya; no tenía fuera de ella otro
hijo ni hija. Y como él la vió, rompió sus vestidos diciendo: «¡Ay, hija mía!
de verdad me has abatido, y tú eres de los que me afligen: porque yo he abierto
mi boca a Adonay, y no podré retractarme». Ella entonces le respondió: «Padre
mío, si has abierto tu boca a Adonay, haz de mí como salió de tu boca, pues que
Adonay ha hecho venganza en tus enemigos los hijos de Ammón». Y tornó a decir a
su padre: «Concédeme esto: déjame por dos meses que vaya y descienda por los
montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras». El entonces dijo: «Ve». Y
la dejó por dos meses. Y ella fué con sus compañeras, y lloró su virginidad por
los montes. Pasados los dos meses volvió a su padre, e hizo de ella conforme a
su voto que había hecho. Y ella nunca conoció varón. De aquí fué la
costumbre en Israel que de año en año iban las doncellas de Israel a endechar a
la hija de Yiphtah Galaadita, cuatro días en el año.
(Jueces 11: 34-40)
(Jueces 11: 34-40)
La virtud
y ternura de ésta joven son únicas. Ella no discutió con su padre, sino que
consideró que él debía ser fiel a su voto como algo más importante que su propia
vida. Como Yitzhak que no resistió a Abraham cuando fué puesto sobre el altar
para ser sacrificado – pero Abraham no había hecho un voto de propia
iniciativa; sino que había sido mandado por el Señor, que no le permitió
cumplir el sacrificio. La hija de Yiphtah se comportó como el siervo del Señor
en Isaías 53:7, “como cordero fué llevado al matadero; y como oveja delante
de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”. Ella sólo pidió de
poder llorar su virginidad, porque no habría tenido el honor de la mujer, de
dejar descendencia. Y fué sacrificada. Hay muchos que tratan de dar una
interpretación revisionista, alegando que Yiphtah no la mató sino que la
sacrificó a virginidad perpetua; pero si fuera así, ¿por qué motivo irían las
hijas de Israel a lamentar cada año a una joven que permaneció virgen?...
Estimada
es en los ojos de HaShem la muerte de sus elegidos. ~ Salmo 116:15.
Mujeres
de la Biblia
Abigail
Abigail
es apreciada por su belleza y sabiduría, cualidades que ella mostró al salmista
ungido rey de Israel.
Y en Maón
había un hombre que tenía su hacienda en el Carmelo, el cual era muy rico, que
tenía tres mil ovejas y mil cabras. Y aconteció hallarse esquilando sus ovejas
en el Carmelo. El nombre de aquel varón era Nabal, y el nombre de su mujer,
Abigail. Y era aquella mujer de buen entendimiento y de buena gracia; mas el
hombre era duro y de malos hechos; y era del linaje de Kalev.
(1Samuel 25:2-3)
(1Samuel 25:2-3)
Por qué
una mujer bella e inteligente habría de casarse con un hombre indigno y necio,
es un misterio que quizás sólo una mujer pueda explicar, y yo no lo soy… El
contraste entre ella y su marido es destacado por el escritor en la
introducción de la historia que la llevó a encontrar a David.
Y oyó
David en el desierto que Nabal esquilaba sus ovejas. Entonces envió David diez
siervos, y les dijo: «Subid al Carmelo, e id a Nabal, y saludadle en mi nombre.
Y decidle así: Que vivas y sea paz a ti, y paz a tu familia, y paz a todo
cuanto tienes. También supe que tienes esquiladores. Ahora, a los pastores
tuyos que han estado con nosotros, nunca les hicimos fuerza, ni les faltó algo
en todo el tiempo que han estado en el Carmelo. Pregunta a tus siervos, que
ellos te lo dirán. Hallen por tanto estos siervos gracia en tus ojos, pues que
venimos en buen día: Ruégote que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a
tu hijo David». Y como llegaron los siervos de David, dijeron a Nabal todas
estas palabras en nombre de David, y callaron. Y Nabal respondió a los siervos
de David, y dijo: «¿Quién es David? ¿Y quién es el hijo de Yishai? Muchos
siervos hay hoy que se huyen de sus señores. ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi
agua, y mi víctima que he preparado para mis esquiladores, y la daré a hombres
que no sé de dónde son?» Y tornándose los siervos de David, se volvieron por su
camino, y vinieron y dijeron a David todas estas palabras. Entonces David dijo
a sus hombres: «Cíñase cada uno su espada». Y ciñese cada uno su espada;
también David ciñó su espada; y subieron tras David como cuatrocientos hombres,
y dejaron doscientos con el bagaje.
(1Samuel 25:4-13)
(1Samuel 25:4-13)
Este
evento tuvo lugar en el periodo en el cual David era un fugitivo con su propio
ejército, aún siendo el rey ungido por el Profeta Samuel, porque Shaul todavía
reinaba. En sus andanzas a través del desierto de Yehudah, David pide
hospitalidad a Nabal, porque sus soldados habían protegido a los hombres de Nabal
en una ocasión anterior. Nabal hace muestra de su estupidez, no sólo negando lo
que había pedido David, sino recalcando que David era un forajido que se apartó
de su rey. Un campesino con algunos siervos osa desafiar a un comandante de
seiscientos guerreros! Nabal firmó su propia sentencia de muerte.
Y uno de
los siervos dio aviso a Abigail mujer de Nabal, diciendo: «He aquí David envió
mensajeros del desierto que saludasen a nuestro amo, y él los ha zaherido. Mas
aquellos hombres nos han sido muy buenos, y nunca nos han hecho fuerza, ni
ninguna cosa nos ha faltado en todo el tiempo que hemos conversado con ellos,
mientras hemos estado en el campo: nos han sido por muro de día y de noche,
todos los días que hemos estado con ellos apacentando las ovejas. Ahora pues,
entiende y mira lo que has de hacer, porque el mal está del todo resuelto
contra nuestro amo y contra toda su casa: pues él es un hombre tan malo, que no
hay quien pueda hablarle».
(1Samuel 25:14-17)
(1Samuel 25:14-17)
La
sabiduría de Abigail era reconocida por los siervos de Nabal. Éste joven, según
los conceptos de la época, no debería haber ignorado la autoridad de su amo y
contarle a su mujer lo que había sucedido, pero él sabía que ella era la única
persona capaz de encontrar una solución al grave incidente causado por la
idiotez de su amo. Aún cuando David había determinado la destrucción de toda la
casa de Nabal y de sus propiedades, el siervo confiaba en que Abigail habría
calmado la ira de David.
Entonces
Abigail tomó doscientos panes, y dos cueros de vino, y cinco ovejas guisadas, y
cinco medidas de grano tostado, y cien hilos de uvas pasas, y doscientos panes
de higos secos, y cargó todo en asnos; y dijo a sus siervos: «Id
delante de mí, que yo os seguiré luego». Y no declaró nada a su marido Nabal. Y
montándose sobre un asno descendió por una parte secreta del monte, y he aquí
David y los suyos que venían frente a ella, y ella les fué al encuentro. Y
David había dicho: «Ciertamente en vano he guardado todo lo que éste tiene en
el desierto, sin que nada le haya faltado de todo cuanto es suyo; y él me ha
vuelto mal por bien. Así haga Adonay, y así añada a los enemigos de David, que
de aquí á mañana no tengo de dejar de todo lo que fuere suyo ni a un varón». Y
como Abigail vió a David, descendió prestamente del asno, y postrándose delante
de David sobre su rostro, se inclinó a tierra; y echándose a sus pies, dijo:
«Señor mío, sobre mí sea el pecado; mas ruégote hable tu sierva en tus oídos, y
oye las palabras de tu sierva. No ponga ahora mi señor su corazón en aquel
hombre brusco, en Nabal; porque conforme a su nombre, así es. Él se llama
Nabal, y la locura está con él; mas yo tu sierva no vi los siervos de mi señor,
los cuales tú enviaste. Ahora pues, señor mío, vive HaShem y vive tu
alma, que Adonay te ha impedido que vinieses a derramar sangre, y vengarte por
tu propia mano. Sean pues como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal
contra mi señor. Y ahora esta bendición que tu sierva ha traído a mi señor, dese
a los siervos que siguen a mi señor. Y yo te ruego que perdones a tu sierva
esta ofensa; pues HaShem de cierto hará casa firme a mi señor, por cuanto mi
señor hace las guerras de Adonay, y mal no se ha hallado en ti en tus
días. Bien que alguien se haya levantado a perseguirte y atentar contra
tu vida, con todo, el alma de mi señor será ligada en el haz de los que viven
con HaShem, tu Elohim, y Él arrojará el alma de tus enemigos como de en medio
de la palma de una honda. Y acontecerá que cuando HaShem hiciere con mi señor
conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te mandare que seas príncipe
sobre Israel, entonces, señor mío, no te será esto en tropiezo y turbación de
corazón, el que hayas derramado sangre sin causa, o que mi señor se haya
vengado por sí mismo. Guárdese pues mi señor, y cuando HaShem hiciere bien a mi
señor, acuérdate de tu sierva».
(1Samuel 25:18-31)
(1Samuel 25:18-31)
Aquí
encontramos una mujer que rompe todas las reglas conformistas que enseña la
oficialidad religiosa: ella actúa de propia iniciativa, sin el permiso de su
marido, y lleva a cabo una acción que es exactamente lo contrario de la
voluntad de su marido. Ella usurpó su autoridad! Entonces, se presentó ante
David con humildad, y tomó sobre sí la responsabilidad por “no haber visto a
los mensajeros de David”… ¿Qué podría haber hecho contra la voluntad de su
marido? ¿Habría dado una contraorden? Esto no es todo, sino que se atrevió a
calificar a su marido de necio!
Su sabiduría espiritual se manifiesta en sus palabras, cortésmente diciendo a David que no era digno de él derramar sangre por venganza por su propia mano, porque era el combatiente por la causa de Dios, y es Dios que lo debe vengar. Ella incluso desea que sus enemigos sean necios como Nabal. Abigail recordó a David que había sido profetizado para él ser el Rey de Israel, y que debía reinar con limpia conciencia, no habiendo matado sin causa. Al final, ella le pide de recordarse de ella cuando él habrá recibido la bendición del Señor.
Su sabiduría espiritual se manifiesta en sus palabras, cortésmente diciendo a David que no era digno de él derramar sangre por venganza por su propia mano, porque era el combatiente por la causa de Dios, y es Dios que lo debe vengar. Ella incluso desea que sus enemigos sean necios como Nabal. Abigail recordó a David que había sido profetizado para él ser el Rey de Israel, y que debía reinar con limpia conciencia, no habiendo matado sin causa. Al final, ella le pide de recordarse de ella cuando él habrá recibido la bendición del Señor.
Y dijo
David a Abigail: «Bendito sea HaShem, el Dios de Israel, que te envió para que
hoy me encontrases; y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me has
estorbado hoy el ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano. Porque,
vive HaShem, el Dios de Israel, que me ha defendido de hacerte mal, que si no
te hubieras dado prisa en venirme al encuentro, de aquí a mañana no le quedara
a Nabal un varón». Y recibió David de su mano lo que le había traído, y le
dijo: «Sube en paz a tu casa, y mira que he oído tu voz, y he tenido respeto de
tu persona».
(1Samuel 25:32-35)
(1Samuel 25:32-35)
La ira
del valeroso guerrero fué calmada por el entendimiento de una mujer. El
príncipe de Judá y de Israel hizo caso del consejo de esta mujer, y la alabó
por su inteligencia. Le hizo saber que ella había apenas salvado la vida de
todos los varones de la casa de Nabal – y a ella misma de ser tomada como parte
del botín (aunque sabemos quién se la habría quedado para él…).
Y Abigail
vino a Nabal, y he aquí que él tenía banquete en su casa como banquete de rey;
y el corazón de Nabal estaba alegre en él, y estaba muy borracho; por lo que
ella no le declaró poco ni mucho, hasta que vino el día siguiente. Pero a la
mañana, cuando el vino había salido de Nabal, le refirió su mujer estas cosas;
y se le amorteció el corazón, y se quedó como piedra. Y pasados diez días
Adonay hirió a Nabal, y murió. Y cuando David oyó que Nabal era muerto, dijo:
«Bendito sea HaShem, que juzgó la causa de mi afrenta recibida de la mano de
Nabal, y ha preservado del mal a Su siervo; y HaShem ha tornado la maldad de
Nabal sobre su propia cabeza». Después envió David a hablar a Abigail, para
tomarla por su mujer. Y los siervos de David vinieron a Abigail en el Carmelo,
y hablaron con ella, diciendo: «David nos ha enviado a ti, para tomarte por su
mujer». Y ella se levantó, e inclinó su rostro a tierra, diciendo: «He aquí tu
sierva, para que sea sierva que lave los pies de los siervos de mi señor». Y
levantándose luego Abigail con cinco mozas que la seguían, montóse en un asno,
y siguió los mensajeros de David, y fué su mujer.
(1Samuel 25:36-42)
(1Samuel 25:36-42)
Abigail, la
mujer desobediente, fué liberada de su marido, que fué castigado por su mal
comportamiento hacia David. Habiendo oído la noticia, David se recuerda del
consejo que ella le dio, bendiciendo a Dios por haberle impedido de tomar
venganza. La mujer le dejó tal impresión, que la quiso como esposa – él de
hecho “se recordó” de ella como ella le había pedido, aún antes de que el Señor
le hubiese dado el reino!
Abigail era una mujer determinada que sabía lo que tenía que hacer, a pesar de las reglas sociales que requerían sumisión al marido, y fué valiente como para presentarse ella misma ante el jefe de seiscientos guerreros para persuadirlo a renunciar a su contraofensiva, hablándole con sabiduría y dulzura. Ella no fué culpada por haber transgredido las reglas, sino recompensada, pasando a ser la mujer (una de ellas) del Rey.
Abigail era una mujer determinada que sabía lo que tenía que hacer, a pesar de las reglas sociales que requerían sumisión al marido, y fué valiente como para presentarse ella misma ante el jefe de seiscientos guerreros para persuadirlo a renunciar a su contraofensiva, hablándole con sabiduría y dulzura. Ella no fué culpada por haber transgredido las reglas, sino recompensada, pasando a ser la mujer (una de ellas) del Rey.
Batsheva
es generalmente considerada juntamente con David culpable por su falta. No
obstante, las Escrituras no le atribuyen ningún pecado, sino sólo a David.
Batsheva no era sólo una hermosa mujer, sino también fiel y entendida.
Y
aconteció a la vuelta de un año, en el tiempo que salen los reyes a la guerra,
que David envió a Yoav, y a sus siervos con él, y a todo Israel; y destruyeron
a los Amonitas, y pusieron cerco a Rabba; mas David se quedó en Yerushalayim.
(2Samuel 11:1)
(2Samuel 11:1)
¿Qué
estaba haciendo David en su palacio, cuando todo su pueblo estaba en la guerra,
y era su deber estar en el campo de batalla? Este no era el comportamiento
típico del valeroso guerrero que él era! El gran combatiente que era alabado
por su valor, siempre a la cabeza de ejércitos invencibles… Éste fué su primer
error, que lo llevó a los siguientes. Él se quedó en casa, no porque se
estuviera poniendo viejo y no fuera más hábil para la batalla, porque él aún
combatió después de este evento y tuvo aún muchos hijos – por lo menos cinco
con Batsheva (incluyendo el primogénito que murió, pues 1Crónicas 3:5 menciona
cuatro) más aquellos de sus concubinas y de otras mujeres. Su fuerza no había disminuido.
Él simplemente se concedió un poco de relax; ya había conquistado todo lo que
había por conquistar, y Rabba era una ciudad fácil de tomar y su presencia no
era indispensable. Este evento debe haber ocurrido no más tarde de la mitad de
su reinado, porque Shlomo era ya suficientemente adulto para ser rey cuando
David murió. Así podemos suponer que David no debía tener más de cincuenta
años.
Y sucedió
que levantándose David de su cama a la hora de la tarde, paseábase por el
terrado de la casa real, cuando vió desde el terrado una mujer que se estaba
lavando, la cual era muy hermosa.
(2Samuel 11:2)
(2Samuel 11:2)
Entonces,
no teniendo nada que hacer, él subió a la terraza de su casa para contemplar la
belleza del área circunstante... No sabemos cuánto estaba lejos Batsheva
de la casa del rey, pero los hombres, y más uno como David, podemos reconocer
que una mujer es hermosa desde un punto distante – aún cuando ya está
oscureciendo. Generalmente se cree que ella se estuviese bañando en el patio de
su casa: esto es muy improbable – ¿No habría David notado una tan encantadora
vecina ya antes? ¿No habría sabido que era la mujer de su leal soldado? Él
ciertamente lo habría sabido si ella hubiese vivido cerca de su palacio. Por lo
tanto, ella debía estar bañándose en una fuente natural lo suficientemente
profunda como para una inmersión, y debía ir hasta allí desde su casa con tal
propósito. Ella probablemente debía ir hasta esa fuente no justamente para
“lavarse”, lo que podía hacer en su casa sin el riesgo de ser vista, sino para
limpiarse de impureza ritual (v. 4). Éste es un precepto de la Tora
llamado mikveh, que requiere que la mujer se sumerja
completamente desnuda en mayan hayim, o sea, agua corriente, para ser purificada. Si
ella no tenía una piscina adecuada en su casa (que debía ser llenada con agua
corriente), debía encontrar otro lugar. Ella no estaba haciéndose ver, ni lo
estaba tentando, sino que estaba cumpliendo con un acto debido y obedeciendo a
la Ley de Dios! También lo estaba haciendo al anochecer, quizás después de la puesta
del sol, para reducir la posibilidad de ser vista. No se nos dice que estuviera
sola, probablemente llevaba a una amiga que vigilase.
Por otra parte, David tenía derecho a mirarla mientras él creyese que ella era libre – no es un pecado admirar la belleza de una mujer, es algo natural, lo que es pecaminoso es maquinar pensamientos lujuriosos.
Por otra parte, David tenía derecho a mirarla mientras él creyese que ella era libre – no es un pecado admirar la belleza de una mujer, es algo natural, lo que es pecaminoso es maquinar pensamientos lujuriosos.
Y envió
David a preguntar por aquella mujer, y dijéronle: Aquella es Bath-sheba, hija
de Eliam, mujer de Uriyah Hetheo. Y envió David mensajeros, y la tomó; y ella
vino a él, él se acostó con ella. Purificóse luego ella de su impureza, y se
volvió a su casa.
(2Samuel 11:3-4)
(2Samuel 11:3-4)
Una vez
que él fué informado sobre su identidad, que ella era la mujer de su leal
soldado, no impidió a su mente de ir más allá... Ella no lo había
provocado! Era él que no debía codiciar a una mujer casada, sino
olvidarla. En cambio, él ordenó que se la trajeran.
Tampoco en éste caso podemos culpar a Batsheva: él no le mandó una invitación a venir, si ella habría tenido el placer de pasar la noche con él, sino que mandó a sus mensajeros a traerla a su presencia. ¿Habría ella desobedecido a la orden del rey? Una vez que ella entendió sus intenciones, ¿podía ella hablar sin el permiso del rey, y objetar sobre lo que él pensaba hacer? Quizás ella no tenía el carácter audaz de Abigail, pero también se encontró en una situación difícil de controlar, y su comportamiento fué correcto – ella no podía oponer resistencia.
David era el hombre según el corazón de Dios, pero era un hombre, de todos modos. Él tenía poder, y también debilidad en sus deseos. En este momento, él no era capaz de ser fiel a la Ley de Dios como acostumbraba, y fué superado por sus pasiones. Su falta no fué sólo que cometió adulterio, sino que tampoco tuvo en cuenta que ella se estaba purificando porque estaba en su periodo, y no era permitido a un hombre tener relaciones sexuales con una mujer durante su ciclo (Levítico 20:18).
Tampoco en éste caso podemos culpar a Batsheva: él no le mandó una invitación a venir, si ella habría tenido el placer de pasar la noche con él, sino que mandó a sus mensajeros a traerla a su presencia. ¿Habría ella desobedecido a la orden del rey? Una vez que ella entendió sus intenciones, ¿podía ella hablar sin el permiso del rey, y objetar sobre lo que él pensaba hacer? Quizás ella no tenía el carácter audaz de Abigail, pero también se encontró en una situación difícil de controlar, y su comportamiento fué correcto – ella no podía oponer resistencia.
David era el hombre según el corazón de Dios, pero era un hombre, de todos modos. Él tenía poder, y también debilidad en sus deseos. En este momento, él no era capaz de ser fiel a la Ley de Dios como acostumbraba, y fué superado por sus pasiones. Su falta no fué sólo que cometió adulterio, sino que tampoco tuvo en cuenta que ella se estaba purificando porque estaba en su periodo, y no era permitido a un hombre tener relaciones sexuales con una mujer durante su ciclo (Levítico 20:18).
Y
concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: «Yo estoy
encinta». Entonces David envió a decir a Yoav: «Envíame a Uriyah Hetheo». Y
Yoav mandó Uriyah a David. Y como Uriyah vino a él, preguntóle David por la
salud de Yoav, y por la salud del pueblo, y asimismo de la guerra. Después dijo
David a Uriyah: «Desciende a tu casa, y lava tus pies». Y saliendo Uriyah de
casa del rey, vino tras de él comida real. Más Uriyah durmió a la puerta de la
casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa. E
hicieron saber esto a David, diciendo: «Uriyah no ha descendido a su casa». Y
dijo David a Uriyah: «¿No has venido de camino? ¿Por qué pues no descendiste a
tu casa?» Y Uriyah respondió a David, «El arca, e Israel y Judá, están debajo
de tiendas; y mi señor Yoav, y los siervos de mi señor sobre el campo: ¿y había
yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida
tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa».
(2Samuel 11:5-11)
(2Samuel 11:5-11)
Cuando
David vino a saber que su aventura con Batsheva habría sido descubierta, él
tramó un plan para mantenerla secreta. Era por su honor, más bien que por el de
ella, pues él era el rey y Uriyah uno de sus mejores guerreros. Él no podía
perder la dignidad; cuando era su deber estar en el campo de batalla, en cambio
se estaba divirtiendo con la mujer de su soldado. Entonces llamó a Uriyah y
expresamente le mandó a “ir a su casa a lavar sus pies” – no le estaba diciendo
de ir a refrescarse y descansar, sino que ya hemos visto que el término pies es
usado como un eufemismo: David manda a Uriyah a tener relaciones sexuales con
su mujer. Sin embargo, Uriyah, el Hitita, uno como Rahav y Ruth que se unió a
Israel siendo nacido entre los paganos, probó su lealtad hacia su rey y hacia
Dios, y permaneció con los siervos en el palacio del rey. El plan de David
falló.
Ya sabemos cómo terminó ésta historia.
Ya sabemos cómo terminó ésta historia.
Y oyendo
la mujer de Uriyah que su marido Uriyah era muerto, hizo duelo por su marido. Y
pasado el luto, envió David y recogióla en su casa; y fué ella su mujer, y le dio
a luz un hijo. Más esto que David había hecho, fué desagradable a los ojos de
HaShem.
(2Samuel 11:26-27)
(2Samuel 11:26-27)
No era la
intención de Batsheva llegar a ser reina. Fué la falta de David, que llegó a
desearla tanto como para olvidar la Ley de Adonay, su unción, sus victorias y
todas las cosas con las que había sido bendecido por haber sido un hombre según
el corazón de Dios. David se arrepintió amargamente por el mal que había hecho,
y se reconoció culpable delante del Señor, y encontramos la expresión poética
de su arrepentimiento en las palabras del Salmo 51, del cual leemos algunos
pasajes:
Ten
misericordia de mí, oh Elohim, conforme a tu benignidad:
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado.
Porque yo reconozco mis rebeliones; y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Porque seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.
Crea en mí, oh Elohim, un corazón limpio; y renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me eches de delante de ti; y no quites de mí tu santo Espíritu.
Porque no quieres tú sacrificio, que yo daría;
No quieres holocausto.
Los sacrificios de Elohim son el espíritu quebrantado.
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Elohim.
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado.
Porque yo reconozco mis rebeliones; y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Porque seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.
Crea en mí, oh Elohim, un corazón limpio; y renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me eches de delante de ti; y no quites de mí tu santo Espíritu.
Porque no quieres tú sacrificio, que yo daría;
No quieres holocausto.
Los sacrificios de Elohim son el espíritu quebrantado.
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Elohim.
A pesar
de la injusticia por la cual Batsheva llegó a ser la mujer del rey, ella fué
recompensada en su vida: tuvo un marido fiel que perdió, pero después fué la
reina de Israel, y madre del Rey Shlomoh, el heredero del trono de David.
El Rey
David tenía una hermosa hija, cuyo nombre era Tamar. Ella también fué víctima
de abuso como lo había sido su antecesora Tamar, y también en su caso se trató
de incesto – aunque en una manera muy diferente. La humillación de Tamar no fué
un incidente aislado, sino una consecuencia directa del mal comportamiento de
David con Batsheva y el marido de ella.
Y sucedió
después de esto, que teniendo Absalón hijo de David una hermana hermosa que se
llamaba Tamar, enamoróse de ella Amnón hijo de David. Y estaba Amnón angustiado
hasta enfermar, por Tamar su hermana; porque por ser ella virgen, parecía a
Amnón que sería cosa dificultosa hacerle algo.
(2Samuel 13:1-2)
(2Samuel 13:1-2)
Como ya
sabemos, el Rey David tenía muchas mujeres. Amnón era su primogénito, de
Achinoam Israelita (2Samuel 3:2; 1Crónicas 3:1), y legalmente era el heredero
al trono. Absalón y Tamar eran sus hijos y de una princesa Aramea, muy
probablemente dada a David como “garantía” de lealtad por parte de su padre, a
cambio de poder mantener su reino – como usaban hacer los reyes para sellar una
alianza, el rey más fuerte tomaba una hija de su vasallo para asegurarse su
perpetua lealtad.
Deducimos que ellos eran aún muy jóvenes, pues no parece que Amnón fuese casado – ésta es otra prueba de que la aventura de David con Batsheva sucedió durante la primera mitad de su reinado.
El casamiento entre Amnón y su media-hermana estaba prohibido por la Ley Mosaica, por lo tanto él sabía que habría sido difícil para él obtenerla como mujer incluso a través de un pedido formal. Que él “la amaba” es un eufemismo; en realidad, Amnón sólo la deseaba sexualmente, como es claramente visible en su comportamiento hacia ella. Él se enfermó de amor, es decir, tenía un metejón con ella.
Deducimos que ellos eran aún muy jóvenes, pues no parece que Amnón fuese casado – ésta es otra prueba de que la aventura de David con Batsheva sucedió durante la primera mitad de su reinado.
El casamiento entre Amnón y su media-hermana estaba prohibido por la Ley Mosaica, por lo tanto él sabía que habría sido difícil para él obtenerla como mujer incluso a través de un pedido formal. Que él “la amaba” es un eufemismo; en realidad, Amnón sólo la deseaba sexualmente, como es claramente visible en su comportamiento hacia ella. Él se enfermó de amor, es decir, tenía un metejón con ella.
Y Amnón
tenía un amigo que se llamaba Yehonadav, hijo de Sima, hermano de David; y era
Yehonadav hombre muy astuto. Y éste le dijo: «Hijo del rey, ¿por qué de día en
día vas así enflaqueciendo? ¿no me lo descubrirás á mí?» Y Amnón le respondió:
«Yo amo a Tamar la hermana de Absalón mi hermano».
(2Samuel 13:3-4)
(2Samuel 13:3-4)
Amnón
parece un niño mimado, que actúa como un adolescente, y que piensa como un
adolescente. Su definición de amor es la de una persona inmadura. Hay una gran
diferencia entre amar con un amor genuino, que viene del espíritu, y
enamorarse, que proviene de la pasión y el deseo. Él no puede admitir que Tamar
es su hermana, sino sólo la “hermana de Absalón” – aunque Absalón es su
hermano. En la mente de Amnón, Absalón es el hijo de su padre, pero Tamar es la
hija de la madre de Absalón.
Acostóse
pues Amnón, y fingió que estaba enfermo, y vino el rey a visitarle, y dijo
Amnón al rey: «Yo te ruego que venga mi hermana Tamar, y haga delante de mí dos
hojuelas, que coma yo de su mano». Y David envió a Tamar a su casa, diciendo:
«Ve ahora a casa de Amnón tu hermano, y hazle de comer». Y fué Tamar a
casa de su hermano Amnón, el cual estaba acostado; y tomó harina, y amasó e
hizo hojuelas delante de él, y aderézalas. Tomó luego la sartén, y sácalas
delante de él, mas él no quiso comer. Y dijo Amnón: «Echad fuera de aquí a
todos». Y todos se salieron de allí. Entonces Amnón dijo a Tamar: «Trae la
comida á la alcoba, para que yo coma de tu mano». Y tomando Tamar las hojuelas
que había aderezado, las llevó a su hermano Amnón a la alcoba. Y como ella se
las puso delante para que comiese, él trabó de ella, diciéndole: «Ven, hermana
mía, acuéstate conmigo». Ella entonces le respondió: «No, hermano mío, no me
hagas fuerza; porque no se ha de hacer así en Israel. No hagas tal locura.
Porque, ¿dónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como uno de
los necios en Israel. Ruégote pues ahora que hables al rey, que no me negará a
ti».
(2Samuel 13:6-13)
(2Samuel 13:6-13)
Amnón
llevó a cabo su plan, como le había sugerido su astuto primo (la misma persona
que después anunciaría la muerte de Amnón al Rey – v. 32-33). No obstante,
Amnón logró involucrar a David, al menos en obtener su permiso para que Tamar
viniese a su casa. Se podría suponer que David debía haber entendido las
intenciones de Amnón, o por lo menos sus sentimientos hacia su hermana, en base
a las palabras usadas en el texto para la expresión “haga delante de mí dos
hojuelas”: los términos hebreos usados aquí para “hacer” y “hojuelas” están
ambos relacionados con la palabra “corazón” (lev), significando lo
siguiente: el verbo lavav propiamente quiere decir “estar
dentro”, por implicación “abrir el corazón”, o sea, “transportado por el amor”,
y también significa “hacer hojuelas”; luego el término lavyivot, plural delavyivah, en su
sentido original es grosura, luego “torta frita”. Por lo tanto, aparece
implícito que Amnón pidió específicamente un tipo de “tortas de amor” como
medicina para su enfermedad. David no parece muy interesado en los sentimientos
de sus hijos, de otra manera habría notado que el deseo de Amnón por Tamar era
algo más que amor fraternal. Estaba muy ocupado con los asuntos del Reino y con
sus muchas mujeres para ocuparse también de sus numerosos hijos. Y David mandó
a su hija a la casa de Amnón, para que le cocinase como él había pedido.
Después que ella hizo las tortas para su hermano, sus intenciones se manifestaron – ¿No había ella entendido, siendo mujer, qué es lo que él quería de ella cuando mandó a salir a todos para quedarse solo con ella, y pretendió comer de su mano en la alcoba? Quizás consideró esto como natural entre un hermano y una hermana, sin implicaciones lascivas… Quizás ella era muy ingenua. Probablemente Amnón era tan malcriado que ni su padre, dando por hecho que un hombre puede entender los sentimientos de otro hombre, ni su hermana, que siendo mujer puede intuir las intenciones de un hombre, sospecharon nada. Seguramente Amnón ya era tratado como el sucesor a la corona, y todo deseo suyo era cumplido sin preguntarle nada.
Cuando Tamar se dio cuenta cuál era la “enfermedad” de Amnón, ella cortésmente se negó. Le habló con ternura, pero haciendo notar que era algo infame delante del Señor, con consecuencias negativas para ambos, ella y Amnón mismo. Tamar apeló a la Ley, “no se ha de hacer así en Israel” y definió un hecho tal una “locura” (n’valah); apeló al orgullo de Amnón que habría sido considerado “como uno de los necios” (naval), términos que en hebreo implican maldad, villanía, además de necedad; y también a su misericordia, porque ella habría sido deshonrada, avergonzada. Ella también le ofreció una posibilidad, diciéndole que se habría casado con él si él hacía las cosas bien, pidiéndola a David como esposa. Podemos deducir que ella dijo esto en su desesperación, sabiendo que no era permitido por la Ley – una vez que las intenciones de Amnón hubieran sido conocidas, él habría perdido toda posibilidad.
Después que ella hizo las tortas para su hermano, sus intenciones se manifestaron – ¿No había ella entendido, siendo mujer, qué es lo que él quería de ella cuando mandó a salir a todos para quedarse solo con ella, y pretendió comer de su mano en la alcoba? Quizás consideró esto como natural entre un hermano y una hermana, sin implicaciones lascivas… Quizás ella era muy ingenua. Probablemente Amnón era tan malcriado que ni su padre, dando por hecho que un hombre puede entender los sentimientos de otro hombre, ni su hermana, que siendo mujer puede intuir las intenciones de un hombre, sospecharon nada. Seguramente Amnón ya era tratado como el sucesor a la corona, y todo deseo suyo era cumplido sin preguntarle nada.
Cuando Tamar se dio cuenta cuál era la “enfermedad” de Amnón, ella cortésmente se negó. Le habló con ternura, pero haciendo notar que era algo infame delante del Señor, con consecuencias negativas para ambos, ella y Amnón mismo. Tamar apeló a la Ley, “no se ha de hacer así en Israel” y definió un hecho tal una “locura” (n’valah); apeló al orgullo de Amnón que habría sido considerado “como uno de los necios” (naval), términos que en hebreo implican maldad, villanía, además de necedad; y también a su misericordia, porque ella habría sido deshonrada, avergonzada. Ella también le ofreció una posibilidad, diciéndole que se habría casado con él si él hacía las cosas bien, pidiéndola a David como esposa. Podemos deducir que ella dijo esto en su desesperación, sabiendo que no era permitido por la Ley – una vez que las intenciones de Amnón hubieran sido conocidas, él habría perdido toda posibilidad.
Mas él no
la quiso oír; antes pudiendo más que ella la forzó, y echóse con ella.
Aborrecióla luego Amnón de tan grande aborrecimiento, que el odio con que la
odió fué mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: «Levántate
y vete». Y ella le respondió: «No es razón; mayor mal es éste de echarme, que
el que me has hecho». Más él no la quiso oír. Antes llamando su criado que le
servía dijo: «Echame ésta allá fuera, y tras ella cierra la puerta».
(2Samuel 13:14-17)
(2Samuel 13:14-17)
Amnón
estaba obsesionado, y la violó. Es evidente qué tipo de “amor” él sentía por
ella, que la odió después de haberla humillado sexualmente. Eso no era amor,
sino pura lascivia. Aquí no estamos interesados en los aspectos psicológicos
del comportamiento de Amnón, por qué la odió más de cuanto la había deseado,
porque nos interesa Tamar; por lo tanto no trataremos las posibles razones de
esta reacción.
Ella fué ofendida en su honor y herida en sus más profundos sentimientos – porque no pudo resistirlo por no tener la fuerza física. Por lo menos, él podría haber cumplido con su deber como hombre (aunque es indigno de ser llamado hombre) y debía tomarla como esposa; pero en cambio la echó. Ella era una princesa, y era destinada a ser dada como esposa a un príncipe, o a un hombre honorable; pero en la antigua sociedad israelita era muy difícil para una mujer poder casarse si no era virgen – a menos que fuese viuda. Por este motivo ella le dijo que esta segunda maldad era peor que la primera. Quisiéramos pensar que, siendo inocente, ella haya encontrado un buen marido que la haya aceptado, pero no sabemos más nada de su vida. Según las Escrituras, ella quedó desconsolada, lo que nos da a entender que éste fué su estado definitivo. La palabra hebrea usada aquí es shamem, la misma que encontramos en Isaías 54:1, y conlleva el sentido de devastada, desolada, desierta.
Ella fué ofendida en su honor y herida en sus más profundos sentimientos – porque no pudo resistirlo por no tener la fuerza física. Por lo menos, él podría haber cumplido con su deber como hombre (aunque es indigno de ser llamado hombre) y debía tomarla como esposa; pero en cambio la echó. Ella era una princesa, y era destinada a ser dada como esposa a un príncipe, o a un hombre honorable; pero en la antigua sociedad israelita era muy difícil para una mujer poder casarse si no era virgen – a menos que fuese viuda. Por este motivo ella le dijo que esta segunda maldad era peor que la primera. Quisiéramos pensar que, siendo inocente, ella haya encontrado un buen marido que la haya aceptado, pero no sabemos más nada de su vida. Según las Escrituras, ella quedó desconsolada, lo que nos da a entender que éste fué su estado definitivo. La palabra hebrea usada aquí es shamem, la misma que encontramos en Isaías 54:1, y conlleva el sentido de devastada, desolada, desierta.
Y tenía
ella sobre sí una ropa de colores, traje que las hijas vírgenes de los reyes
vestían. La echó pues fuera el criado de Amnón, y cerró la puerta tras ella.
Entonces Tamar tomó ceniza, y se la esparció sobre su cabeza, y rasgó su ropa
de colores de que estaba vestida, y puestas sus manos sobre su cabeza, se fué
gritando. Y su hermano Absalón le dijo: «¿Ha estado contigo tu hermano Amnón?
Pues calla ahora, hermana mía; tu hermano es; no pongas tu corazón en este
asunto». Y se quedó Tamar desconsolada en casa de Absalón su hermano. Y cuando
el rey David oyó todo esto, fué muy enojado.
(2Samuel 13:18-21)
(2Samuel 13:18-21)
Tamar
tuvo un correspondiente masculino en la historia, que fué también una víctima
inocente como ella: Yosef.
·Ambos tenían una ropa de varios colores como signo de privilegios especiales:
“Y tenía ella sobre sí una ropa de colores, traje que las hijas vírgenes de los reyes vestían”;
“ Y amaba Israel a Yosef más que a todos sus hijos, porque le había tenido en su vejez; y le hizo una ropa de diversos colores” (Génesis 37:3);
·Ambos fueron traicionados por sus hermanos – Tamar por uno, Yosef por todos. Después de esto, sus trajes de colores ya no se podían usar:
“[Ella] rasgó su ropa de colores de que estaba vestida”;
“Ellos quitaron a Yosef su ropa, la ropa de colores que tenía sobre sí… Entonces tomaron ellos la ropa de Yosef, y degollaron un cabrito de las cabras, y tiñeron la ropa con la sangre” (Génesis 37:23,31);
·Ambos fueron invitados con las mismas palabras, “acuéstate conmigo”, y su rechazo les trajo malas consecuencias:
“Él trabó de ella, diciéndole: «Ven, hermana mía, acuéstate conmigo»”;
“Y asilo ella por su ropa, diciendo: «Acuéstate conmigo!»” (Génesis 39:12).
·Ambos tenían una ropa de varios colores como signo de privilegios especiales:
“Y tenía ella sobre sí una ropa de colores, traje que las hijas vírgenes de los reyes vestían”;
“ Y amaba Israel a Yosef más que a todos sus hijos, porque le había tenido en su vejez; y le hizo una ropa de diversos colores” (Génesis 37:3);
·Ambos fueron traicionados por sus hermanos – Tamar por uno, Yosef por todos. Después de esto, sus trajes de colores ya no se podían usar:
“[Ella] rasgó su ropa de colores de que estaba vestida”;
“Ellos quitaron a Yosef su ropa, la ropa de colores que tenía sobre sí… Entonces tomaron ellos la ropa de Yosef, y degollaron un cabrito de las cabras, y tiñeron la ropa con la sangre” (Génesis 37:23,31);
·Ambos fueron invitados con las mismas palabras, “acuéstate conmigo”, y su rechazo les trajo malas consecuencias:
“Él trabó de ella, diciéndole: «Ven, hermana mía, acuéstate conmigo»”;
“Y asilo ella por su ropa, diciendo: «Acuéstate conmigo!»” (Génesis 39:12).
Parece
que la única persona que realmente había entendido todo desde el principio era Absalón,
porque cuando vió a su hermana, él le preguntó “¿Ha estado contigo tu hermano
Amnón?”. Ya sabemos cómo terminó esta historia, que Absalón se comportó como un
verdadero hombre y vengó a su hermana, matando al vil Amnón. Cuando David supo
lo que había pasado “fué muy enojado”, pero no se nos dice si hizo algo para
castigar a Amnón. Probablemente dejó este asunto en manos del Señor, pues nadie
mejor que él sabía que Elohim no dejaría a nadie sin su castigo. Pero Absalón
consideró la inacción de David como injusticia, de hecho, es de esto que acusó
a su padre cuando se rebeló contra él:
“Y levantábase Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino de la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba así, y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel. Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas: mas no tienes quien te oiga por el rey. Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia! Y acontecía que, cuando alguno se llegaba para inclinarse a él, él extendía su mano, y lo tomaba, y lo besaba. Y de esta manera hacía con todo Israel que venía al rey a juicio: y así robaba Absalón el corazón de los de Israel” (2Samuel 15:2-6).
Absalón tuvo una hermosa hija, a la cual llamó como su hermana, Tamar (2Samuel 14:27).
“Y levantábase Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino de la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba así, y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel. Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas: mas no tienes quien te oiga por el rey. Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia! Y acontecía que, cuando alguno se llegaba para inclinarse a él, él extendía su mano, y lo tomaba, y lo besaba. Y de esta manera hacía con todo Israel que venía al rey a juicio: y así robaba Absalón el corazón de los de Israel” (2Samuel 15:2-6).
Absalón tuvo una hermosa hija, a la cual llamó como su hermana, Tamar (2Samuel 14:27).
Esta es otra mujer cuyo nombre no es mencionado, aunque era una
persona importante en su ciudad. Ella vivió en un periodo muy duro para Israel,
gobernado por monarcas inicuos que se habían apartado de la Ley – el Reino de
Israel se había separado de Jerusalén y del Templo, y la autoridad de Elohim
era representada por Su Profeta.
Shunem era una pequeña ciudad en el territorio de la Tribu de Yissakhar, en Galilea, de donde también Avishag era nativa (1Reyes 1:3).
Shunem era una pequeña ciudad en el territorio de la Tribu de Yissakhar, en Galilea, de donde también Avishag era nativa (1Reyes 1:3).
Y
aconteció también que un día pasaba Eliseo por Shunem; y había allí una mujer
principal, la cual le invitó a que comiese del pan: y cuando por allí pasaba,
venía a su casa a comer del pan. Y ella dijo a su marido: «He aquí ahora, yo
entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es santo varón de Elohim.
Yo te ruego que hagas una pequeña cámara de paredes, y pongamos en ella cama, y
mesa, y silla, y candelero, para que cuando viniere a nosotros, se recoja en
ella». Y aconteció que un día vino él por allí, y recogióse en aquella cámara,
y durmió en ella. Entonces dijo a Gehazi su siervo: «Llama a esta Sunamita». Y
como él la llamó, vino ella delante de él. Y dijo él a Gehazi: «Dile: He aquí
tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero: ¿qué quieres que haga
por ti? ¿has menester que hable por ti al rey, o al general del ejército?» Y
ella respondió: «Yo habito en medio de mi pueblo».
(2Reyes 4:8-13)
(2Reyes 4:8-13)
Esta
mujer es llamada “importante”, significando que ella pertenecía a la nobleza de
su país. Parece ser que el Profeta Elisha no se identificaba a sí mismo
mientras viajaba, y no era tan notorio como el Profeta Eliyahu, que era
rápidamente reconocido por su aspecto extravagante. Ésta mujer tenía conocimiento
espiritual – ese tipo de conocimiento que es exclusivo de las mujeres – por el
cual ella entendió que Elisha era un santo varón. Ella creía en el verdadero
Dios en un Reino que ya no Lo adoraba más desde su separación de Judá, y ella
consideraba que era una bendición para su casa dar hospitalidad a éste hombre
de Dios itinerante y a su siervo.
El Profeta quiso expresarle su agradecimiento, y la preguntó si ella habría querido algún puesto de honor entre las autoridades. Su respuesta fué la de una verdadera mujer de la nobleza: ella no quería gloria, sino vivir en medio de su pueblo – al cual ella probablemente sostenía también económicamente, siendo una persona tan generosa.
El Profeta quiso expresarle su agradecimiento, y la preguntó si ella habría querido algún puesto de honor entre las autoridades. Su respuesta fué la de una verdadera mujer de la nobleza: ella no quería gloria, sino vivir en medio de su pueblo – al cual ella probablemente sostenía también económicamente, siendo una persona tan generosa.
Y él
dijo: «¿Qué pues haremos por ella?» Y Gehazi respondió: «He aquí ella no tiene
hijo, y su marido es viejo». Dijo entonces: «Llámala». Y él la llamó, y ella se
paró a la puerta. Y él le dijo: «A este tiempo según el tiempo de la vida,
abrazarás un hijo». Y ella dijo: «No, señor mío, varón de Elohim, no hagas
burla de tu sierva». Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo en aquel tiempo
que Eliseo le había dicho, según el tiempo de la vida.
(2Reyes 4:14-17)
(2Reyes 4:14-17)
No la
podemos culpar por su incredulidad; también su antecesora Sarah se rió cuando
Elohim le anunció el nacimiento de Yitzhak. No tener hijos en el antiguo Israel
era un problema muy serio, y para una mujer estéril era increíble poder llegar
a ser madre, aún cuando le fuese dicho por un Profeta. Ella probablemente era
aún joven, pero aparentemente se casó con un hombre mucho mayor que ella, pues
el siervo recalcó la edad del marido.
Y como el
niño fué grande, aconteció que un día salió con su padre, a los segadores. Y
dijo a su padre: «Mi cabeza, mi cabeza!» Y él dijo a un siervo: «Llévalo a su
madre». Y habiéndole él tomado, y traído a su madre, estuvo sentado sobre sus
rodillas hasta medio día, y murió. Ella entonces subió, y lo puso sobre la cama
del varón de Elohim, y cerrándole la puerta, salió. Llamando luego a su marido,
le dijo: «Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las
asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Elohim, y vuelva». Y él dijo:
«¿Para qué has de ir a él hoy? No es nueva luna, ni Sabbat». Y ella
respondió: «Shalom». Después hizo ensillar un asna, y dijo al mozo: «Guía y
anda; y no me hagas detener para que suba, sino cuando yo te lo dijere». Partió
pues, y vino al varón de Elohim al monte del Carmelo. Y cuando el varón de
Elohim la vió de lejos, dijo a su siervo Gehazi: «He aquí la Sunamita. Ve ahora
corriendo a recibirla, y dile: ¿Tienes paz? ¿y tu marido, y tu hijo?» Y ella
dijo: «Shalom». Y luego que llegó al varón de Elohim en el monte, asió de sus
pies. Y llegóse Gehazi para quitarla; mas el varón de Elohim le dijo: «Déjala,
porque su alma está en amargura, y Adonay me ha encubierto el motivo, y no me
lo ha revelado». Y ella dijo: «¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo, que no me
burlases?» Entonces dijo él a Gehazi: «Ciñe tus lomos, y toma mi bordón en tu
mano, y ve; y si alguno te encontrare, no lo saludes; y si alguno te saludare,
no le respondas: y pondrás mi bordón sobre el rostro del niño». Y dijo la madre
del niño: «Vive HaShem, y vive tu alma, que no te dejaré». El entonces se
levantó, y la siguió.
(2Reyes 4:18-30)
(2Reyes 4:18-30)
Su hijo
aparentemente murió por una insolación. El hijo que ella tanto había deseado
pero que no pidió en cambio de su hospitalidad: «¿Pedí yo hijo a mi
señor? ¿No dije yo, que no me burlases?». Puede parecer un reproche, pero
de hecho ésta vez sí era un pedido, como si hubiese dicho: “Tú me has concedido
de tener un hijo, ahora deberás proveer para que este milagro no haya sido en
vano”; era una declaración de fe más bien que un reproche. De hecho, cuando su
hijo murió, ella no lo preparó para un funeral, sino para una resurrección.
Ella sabía perfectamente lo que estaba haciendo: ésta mujer seguramente había
oído acerca del Profeta Eliyahu, a quien sucedió Elisha, y de su milagro
cuando era huésped de la viuda de Tzarefat:
“Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo del ama de la casa, y la enfermedad fué tan grave, que no quedó en él resuello. Y ella dijo a Elías: «¿Qué tengo yo contigo, varón de Elohim? ¿has venido a mí para traer en memoria mis iniquidades, y para hacerme morir mi hijo?» Y él le dijo: «Dame acá tu hijo». Entonces él lo tomó de su regazo, y lo llevó a la cámara donde él estaba, y lo puso sobre su cama. Y clamando a HaShem, dijo: «Adonay mi Elohim, ¿aun a la viuda en cuya casa yo estoy hospedado has afligido, matándole su hijo?» Y midióse sobre el niño tres veces, y clamó a HaShem, y dijo: «Adonay mi Elohim, te ruego que vuelva el alma de este niño a su cuerpo». Y Adonay oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a su cuerpo, y revivió. Tomando luego Elías al niño, lo trajo de la cámara a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elías: «Mira, tu hijo vive». (1Reyes 17:17-23)
La mujer Sunamita quería que Elisha hiciera la misma cosa, porque ella tenía fe. Ella había puesto al hijo en la cama del Profeta, como había hecho Eliyahu cuando era huésped en casa de otra mujer. Así como Eliyahu había hecho que no faltase aceite de la vasija de la viuda (1Reyes 17:16), y Elisha había repetido ese milagro en casa de otra viuda justo antes de encontrar a la Sunamita (2Reyes 4:2-6), ella sabía que él podía devolverle así hijo como había hecho Eliyahu. Y ella siempre decía: “Shalom”. Era determinada, nadie debía saber nada excepto el Profeta, y sólo cuando estuvo en su presencia, ella habló. De la misma manera que había entendido desde el principio que Elisha era el Profeta de Elohim, ella supo que era sólo él que debía ser informado.
Elisha le dio instrucciones sobre lo que debía hacer, pero ella no aceptó. Ella requería la presencia del Profeta. No era falta de fe – ella viajó hasta el monte Carmelo dejando a su hijo muerto en casa, y nadie haría eso si no tuviera fe. Ella quería que Elisha hiciese exactamente como había hecho Eliyahu. E insistió como su ancestro Jacob: “No te dejaré, si no me bendices” (Génesis 32:26).
“Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo del ama de la casa, y la enfermedad fué tan grave, que no quedó en él resuello. Y ella dijo a Elías: «¿Qué tengo yo contigo, varón de Elohim? ¿has venido a mí para traer en memoria mis iniquidades, y para hacerme morir mi hijo?» Y él le dijo: «Dame acá tu hijo». Entonces él lo tomó de su regazo, y lo llevó a la cámara donde él estaba, y lo puso sobre su cama. Y clamando a HaShem, dijo: «Adonay mi Elohim, ¿aun a la viuda en cuya casa yo estoy hospedado has afligido, matándole su hijo?» Y midióse sobre el niño tres veces, y clamó a HaShem, y dijo: «Adonay mi Elohim, te ruego que vuelva el alma de este niño a su cuerpo». Y Adonay oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a su cuerpo, y revivió. Tomando luego Elías al niño, lo trajo de la cámara a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elías: «Mira, tu hijo vive». (1Reyes 17:17-23)
La mujer Sunamita quería que Elisha hiciera la misma cosa, porque ella tenía fe. Ella había puesto al hijo en la cama del Profeta, como había hecho Eliyahu cuando era huésped en casa de otra mujer. Así como Eliyahu había hecho que no faltase aceite de la vasija de la viuda (1Reyes 17:16), y Elisha había repetido ese milagro en casa de otra viuda justo antes de encontrar a la Sunamita (2Reyes 4:2-6), ella sabía que él podía devolverle así hijo como había hecho Eliyahu. Y ella siempre decía: “Shalom”. Era determinada, nadie debía saber nada excepto el Profeta, y sólo cuando estuvo en su presencia, ella habló. De la misma manera que había entendido desde el principio que Elisha era el Profeta de Elohim, ella supo que era sólo él que debía ser informado.
Elisha le dio instrucciones sobre lo que debía hacer, pero ella no aceptó. Ella requería la presencia del Profeta. No era falta de fe – ella viajó hasta el monte Carmelo dejando a su hijo muerto en casa, y nadie haría eso si no tuviera fe. Ella quería que Elisha hiciese exactamente como había hecho Eliyahu. E insistió como su ancestro Jacob: “No te dejaré, si no me bendices” (Génesis 32:26).
Y habló
Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo había hecho vivir, diciendo: «Levántate,
vete tú y toda tu casa a vivir donde pudieres; porque Adonay ha llamado el
hambre, la cual vendrá también sobre la tierra siete años». Entonces la mujer
se levantó, e hizo como el varón de Elohim le dijo; y partió ella con su
familia, y vivió en tierra de los Filisteos siete años. Y como fueron pasados
los siete años, la mujer volvió de la tierra de los Filisteos; y después salió
para reclamar al rey por su casa, y por sus tierras. Y había el rey hablado con
Gehazi, siervo del varón de Elohim, diciéndole: «Te ruego que me cuentes todas
las maravillas que ha hecho Eliseo». Y contando él al rey cómo había hecho
vivir a un muerto, he aquí la mujer, a cuyo hijo había hecho vivir, que
reclamaba al rey por su casa y por sus tierras. Entonces dijo Gehazi: «Rey
señor mío, esta es la mujer, y este es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir». Y
preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey le dio un
eunuco, diciéndole: «Hazle volver todas las cosas que eran suyas, y todos los
frutos de la tierras desde el día que dejó el país hasta ahora».
(2Reyes 8:1-6)
(2Reyes 8:1-6)
Esta
mujer noble de Shunem adquirió una consideración privilegiada por el Profeta,
que le advirtió de refugiarse en otro país por causa de la inminente carestía.
Y ella creyó al Profeta e hizo como él le dijo, y no perdió nada: al contrario,
incluso un mal rey como Yehoram le devolvió no sólo sus posesiones, sino
también lo que éstas habían producido durante los siete años que ella estuvo en
el extranjero.
Mujeres
de la Biblia
Porque
HaShem ha creado algo nuevo en la tierra: la mujer rodeará al hombre.
(Jeremías 31:22)
(Jeremías 31:22)
Esta
declaración es de gran importancia. Según los diferentes niveles de
interpretación, en un contexto escritural entendemos que se refiere claramente
a la completa restauración de todo Israel en la Era Mesiánica, pero también
tiene un significado literal que concierne al restablecimiento del plan
original para la humanidad.
Para presentar una exégesis más exacta de este pasaje, necesitamos dar una traducción literal del texto hebreo:
Para presentar una exégesis más exacta de este pasaje, necesitamos dar una traducción literal del texto hebreo:
Porque
HaShem ha creado algo nuevo en la tierra: la hembra rodeará [cercará/sitiará] al hombre fuerte.
El
término usado por el Profeta que es traducido en la mayoría de las versiones de
la Biblia como “mujer” no es la palabra más usual “ishah”, en oposición a “ish”, hombre, sino “neqevah”, que significa simplemente
“hembra”, denotando sexo femenino con las características naturales de la
feminidad. De la misma manera, el término traducido “hombre” no es “ish” sino “gibor”, que es un hombre fuerte, un
guerrero, un combatiente.
En el
principio de este estudio hemos presentado a la primera mujer en su condición
original de perfecta igualdad con el hombre, según el diseño del Creador.
Luego, hemos mencionado la guerra como una de las principales causas de la
sumisión de la mujer a través de la historia y su necesidad de protección, la
cual era responsabilidad de su marido.
El contexto en el cual esta declaración “la mujer rodeará al hombre” es el de una sociedad pacífica, en la cual ya no tiene lugar la guerra: la Era Mesiánica, cuando las armas serán transformadas en herramientas de trabajo.
El contexto en el cual esta declaración “la mujer rodeará al hombre” es el de una sociedad pacífica, en la cual ya no tiene lugar la guerra: la Era Mesiánica, cuando las armas serán transformadas en herramientas de trabajo.
“Juzgará
entre las naciones, y hará decisiones por muchos pueblos. Forjarán sus espadas
en rejas de arado, y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra
nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:4)
“Él
juzgará entre muchos pueblos, y enjuiciará a naciones poderosas y lejanas;
entonces forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No
alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra”
(Miqueas 4:3)
Entonces,
habiendo sido abolida para siempre la guerra, ya no habrá necesidad de
guerreros, y la mujer podrá ocupar de nuevo su lugar. La Era Mesiánica es la
restauración final del orden original, en el cual se establecerán la armonía,
la igualdad y la justicia.
Consideremos brevemente el significado de este pasaje en su contexto apropiado, que se refiere a la restauración de Israel, que es frecuentemente personificado por una joven mujer –como la novia en el Cantar de los Cantares, o también la esposa o la hija en los Profetas–. Aquí este anuncio está precedido por un llamado al arrepentimiento:
Consideremos brevemente el significado de este pasaje en su contexto apropiado, que se refiere a la restauración de Israel, que es frecuentemente personificado por una joven mujer –como la novia en el Cantar de los Cantares, o también la esposa o la hija en los Profetas–. Aquí este anuncio está precedido por un llamado al arrepentimiento:
¿Hasta
cuándo andarás errante, hija infiel? Porque HaShem ha creado algo nuevo en la
tierra: la mujer rodeará al hombre.
(Jeremías 31:22)
(Jeremías 31:22)
El
Profeta está hablando del Nuevo Pacto que HaShem sellará con la Casa de Israel
y con la Casa de Judá, y la hija representa a Israel que retorna del exilio, la
reunión de las Tribus del Norte que se apartaron de Elohim y que no han
regresado a Él, se reunirán con la Casa de Judá (actual Israel, que ha mantenido
el Pacto) y serán de nuevo un solo pueblo en la Tierra de Israel y en Jerusalén
su eterna capital. Su redención se realiza cuando la novia retorna a su Esposo
y lo “rodea”, para no alejarse de Él nunca más. Es Israel que vuelve hacia
HaShem y es Su Templo, reteniendo Su Presencia en medio del pueblo.
Pero en
este estudio no estamos específicamente refiriéndonos a Israel sino a la mujer
en la Era Mesiánica. El anuncio “Porque HaShem ha creado algo nuevo en la tierra:
la hembra rodeará/cercará/sitiará al hombre
fuerte “suena
como as una inversión de roles, de modo que en algunas versiones es traducido “la mujer cortejará al hombre”, o también “la mujer amará apasionadamente al hombre”. Mientras que tales traducciones
podrían ser aceptables, estas implican una revolución de la situación histórica
y pueden desviar la interpretación hacia la idea de que los derechos sociales
que las mujeres en el Occidente están alcanzando puedan ser un cumplimiento
parcial de esta profecía, que no lo es. La aseveración bíblica va más allá de
estos logros, es una completa restauración de la condición original.
Lo “nuevo” que HaShem ha creado es una renovación de los orígenes, de la misma manera que el Nuevo Pacto es una renovación del ya existente, una completa restauración. En esta profecía, la mujer es de nuevoezer K’negdo, la ayuda idónea, es tzela, la pared portante, la que es igual y opuesta, la compañera perfecta. El hombre fuerte, que representa el poder, el dominio, el gobierno, es ahora “rodeado, cercado, sitiado” por su compañera, ella es incluso su protectora. Ella representa la unidad familiar en la cual el hombre vive en paz, como la mujer descripta en Proverbios 31:10-31, "Mujer fuerte, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepuja largamente a la de piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, y no tendrá necesidad de despojo” (Proverbios 31:10-11).
La mujer en su posición original restaurada es el refugio del hombre, su tabernáculo, su santuario físico; ella es para su esposo como el Templo para el pueblo de Israel.
Lo “nuevo” que HaShem ha creado es una renovación de los orígenes, de la misma manera que el Nuevo Pacto es una renovación del ya existente, una completa restauración. En esta profecía, la mujer es de nuevoezer K’negdo, la ayuda idónea, es tzela, la pared portante, la que es igual y opuesta, la compañera perfecta. El hombre fuerte, que representa el poder, el dominio, el gobierno, es ahora “rodeado, cercado, sitiado” por su compañera, ella es incluso su protectora. Ella representa la unidad familiar en la cual el hombre vive en paz, como la mujer descripta en Proverbios 31:10-31, "Mujer fuerte, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepuja largamente a la de piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, y no tendrá necesidad de despojo” (Proverbios 31:10-11).
La mujer en su posición original restaurada es el refugio del hombre, su tabernáculo, su santuario físico; ella es para su esposo como el Templo para el pueblo de Israel.
AUTOR
SANDOR AVRAHAM
kenegdo = כנגדו significa opuesto, literalmente; “contrario”, no debe traducirse como idóneo. En el libro Bereshit ; capitulo 2 versículo 18 (Génesis 2:18 ) dice . עזר כנגדו ” ezer quenegdo ” ( ayuda opuesta ) hoy en día esta frase se pudiera traducir como “ejemplar compañero” o “buen compañero (a)” pero en el contexto de la Torá, se debe traducir :”Dios dijo que no es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda opuesta a el ” ויאמר יהוה אלהים לא-טוב ה’ות האדם לבדו אעשה-לו עזר בנגדו.
ResponderEliminarSe de donde proviene la confusión y en otra ocasión lo explicaré (fui maestro de hebreo bíblico, griego bíblico, latín empleado en la Vulgata y de la Torá) saludos. ” lo idóneo no siempre es lo adecuado” שלום.